Es el rey colombiano del reggaetón de ahora mismo: chico guapo, con maneras de chulillo y look pandillero que le canta a sus “perras”. Las letras de este cantante supervendedor le pirran a las adolescentes, hipnotizadas por la hipersexualización de las historias que el chaval se monta. Ejemplo: "Estoy enamorado de cuatro babys. Siempre me dan lo que quiero. Chingan cuando yo les digo. Ninguna me pone pero". Lo cierto es que sus letras son la excusa perfecta para una clase de empoderamiento femenino: son tan ridículas, que cuesta poquísimo convertir la inicial atracción que puedan provocar en nuestras hijas en risas.
En realidad, lo de Maluma no es más que una expresión más cruda del mundo del entretenimiento que se encuentran nuestros adolescentes, plagado de productos culturales que se venden a través del sexo, entendido como consumo y símbolo de estatus. Flaco favor la haremos a nuestras hijas e hijos si les abandonamos en esta escuela de la insatisfacción, evitando hablar con ellas acerca de lo que puede y debe esperarse realmente de las relaciones sexuales, especialmente de consentimiento. Lo peor de su letras no es el perreo, lo peor es, por ejemplo, que insista en estereotipos tan viejunos como el de la mujer interesada: "Todas quieren chingarme encima de billetes de cien. Me tienen en un patín. Comprando en San Valentín. Ya me salieron más caras que un reloj de Ulysse Nardin".
Hubo ocasión para charla familiar sin duda, ya que el cantante visitó recientemente dos de los programas más blancos de la televisión. Y este asunto sí que llama la atención, por la ausencia total de filtros en dos formatos que sientan a toda la familia, de abuelos a nietos ante el televisor. ¿Cómo es posible que Maluma apareciera en 'First Dates', el programa de citas que presume de inclusividad y de promover el buen amor entre sus participantes? ¿Realmente era necesario invitar a este personaje a uno de los pocos programas que ofrecen un entretenimiento irreprochable? Su aparición en 'La Voz' resulta igualmente controvertida, por lo complaciente. Qué ocasión más buena perdió Malú para decirle a Maluma lo que piensa de sus “babys” de ciencia ficción: Sigue soñando, tontín.
20 de enero-18 de febrero
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