Melania Trump: de primera dama a primera víctima del Presidente

La sospecha comienza a tomar cuerpo conforme se acerca la fecha de la toma de posesión del presidente electo Trump. Se confirma que Ivanka Trump ocupará algunas de las habitaciones de Michelle Obama en La Casa Blanca, mientras se comprueba una vez más cómo participa en las reuniones de su padre, esta vez con los magnates tecnológicos de Silicon Valley.

En la práctica, es Ivanka quien acompaña a Donald Trump en sus reuniones y decisiones, como una versión empoderada y más influyente de la Primera Dama. Mientras el irresistible ascenso de Ivanka sucede, Melania Trump se ve abocada a su sitio: la invisibilidad.

La ausencia de la Primera Dama sobre el papel de toda actividad protagonizada por el Presidente Trump comienza a ser ya tan clamorosa, que los analistas estadounidenses no pueden evitar mostrar compasión para con la ex modelo, ostensiblemente condenada al ostracismo por su propia familia.

"Debemos ser amables con Melania Trump, la primera víctima de América", se lee en los titulares, que ponen el foco en cómo la que iba a convertirse en la defensora de los acosados en internet, se ha convertido ella misma en sujeto de silenciosa burla y humillación por parte de su propio marido.

Algunas analistas van incluso un poco más allá sospechando que, tras la misión que Melania quiso emprender contra el ciberacoso, existe algo más que una estrategia para presentarse como una Primera Dama preocupada por los más débiles. "Cuando una mujer tímida e introvertida habla y las primeras palabras que salen de su boca son para señalar la peligrosa cultura de abuso que supone el acoso, suena un poco como si estuviera pidiendo ayuda para ella misma" escribe una analista de la web feminista 'XoJane'.

En la influyente revista 'News Stateman', Laurie Penny también elucubra con una Melania secuestrada por su propio marido y obligada a bailar al son que este toca. Además, señala la cobardía de querer atacar al próximo Presidente a través de su figura, una manifestación del sexismo de todos los días que la coloca en una posición de debilidad extrema frente a los modos violentos y misóginos de su marido.

De ahí que Melania podría ser, más que su primera dama, su primera víctima.