Sidecars, en el concierto de Madrid durante la gira 'Cómplices de Mahou'. /
Sidecars, la banda de Juancho, Ruli y Gerbas, lleva diez años haciendo música y con ellos, entre muchas risas, “bromas internas”, picardía de barrio y un poco de ‘caradura’ (aunque sea esta una canción que “ya no nos representa”, recuerdo la primera vez que los vi en directo, en un concierto tan pequeño que ellos casi habían olvidado, de no ser por las hamburguesas azules que servían en el local.
Ahora llenan la Riviera, tienen miles de groupies como yo (les confieso que, después de tantos años entrevistando gente, esta noche estoy nerviosa por tenerlos delante), pero siguen siendo esos ‘chavales de instituto’ con los que te iríais una y mil veces de concierto y, después, a tomar esa cerveza bien fresquita a la que nos han invitado en esta Gira Cómplices de Mahou.
Mujerhoy.com Lleváis más de una década tocando, y todavía hay gente que dice que sois “la banda del hermano de Leiva”. ¿Eso molesta? Sidecars Si con suerte llego a los 100 años, la gente lo seguirá diciendo hasta el último día. Y será verdad, porque soy su hermano, y él llegó primero, y es algo que no nos vamos a quitar nunca, pero tampoco nos da paranoia, porque nos hemos ido ganando el sitio y demostrando que, a día de hoy, nadie puede hacer cuatro discos y estar ahí por ser el hermano de nadie.
MH. ¿Qué ha cambiado en vosotros y en vuestra música desde que empezasteis? S. No sé, quizá somos más maduros. Bueno, no… Pero según han ido avanzando los discos se ha ido ampliando bastante el espectro de la música que escuchamos, y eso se nota en nuestros temas, en cómo tocamos, en las letras de Juancho. Pero seguimos teniendo la misma ‘vidilla’ de cuando salimos a tocar la primera vez, y el día que perdamos eso, mejor que nos dediquemos a otra cosa.
MH. ¿Qué queda en vosotros de ser esos ‘chavales de instituto’? S. De las 12.30 de la noche a las 6 de la mañana, es lo que queda de los nosotros de los 18 años. Hasta esa hora somos capaces de mantenernos, pero a partir de las 12.30 de la noche, seguimos siendo chavales de instituto.
MH. ¿A quién pondríais ‘contra las cuerdas’? S Pero ¿mal o bien? Mal, a muchos… Hoy, por el día que es, a Donald Trump, qué miedo de tío. Y en plan bien… iba a decir una salvajada. Pero pondríamos contra las cuerdas, claramente (se callan), iba a decir una burrada otra vez… a Marion Cotillard. Es la chica más sexy del mundo.
MH. ‘Fan de ti’ ha sido un himno para una generación, pero… ¿con quién tendríais un ‘Fuego Cruzado’? S. (Ruli) Para mal, con más de un politicucho. Bueno, es que de hecho lo hago en Twitter constantemente, y así me tiene bloquedo media España. Y para bien… otra vez con Marion. Si algún día la entrevistas, cuéntaselo y dales nuestro contacto.
MH. ¿Cuáles son vuestras ‘Fantasías delirantes’? S. Desde que tenemos uso de razón, es tocar en la Plaza de Toros de Las Ventas. Ver un cartel que sea: Sidecars en Las Ventas. Esa es nuestra fantasía más pornográfica. Es por lo que significa haber vivido en Madrid y haber visto tantos conciertos ahí. Este año hemos tachado dos ‘fantasías delirantes’: llenar el Price y La Riviera. El próximo objetivo a medio-largo plazo es Las Ventas, preferimos que tarde en llegar para poder saborearlo mejor.
MH. ¿Sitios grandes o salas pequeña? S. Las dos, pero tampoco vamos a tocar en Costelo 50 veces y ninguna en Las Ventas. Nos encanta tocar en salas pequeñas, pero aspiramos a crecer, y si un día estamos viviendo nuestro sueño erótico tocando en Las Ventas (con Marion Cotillar en el camerino), seguro que el fin de semana anterior o el siguiente haremos un Costelo en ‘petite comité’.
MH. ¿Cómo definís vuestra música? S. Las etiquetas son cosas de vuestro oficio, no del nuestro. Nosotros hacemos música con el corazón, escribimos las canciones mezclando lo mejor que sabemos y lo que nos gustaría escuchar. Nos gusta de todo, pero no nos gusta catalogarlo. Somos un grupo que hace canciones, nos consideramos una banda de rock ‘n roll, independientemente de que una canción lo sea más o menos.
MH. ¿Cómo es el proceso de crear un nuevo disco? ¿Cómo surge esa inspiración? S. (Gerbas) Eso que te lo explique Juancho… (Ruli) Adelante, Juancho, instrúyenos. (Juancho) Yo escribo siempre, y hay momento que se termina un disco y hay que hacer otro, y junto lo que tengo, y elegimos, y lo trabajamos juntos. Lo montamos y le damos forma entre todos, pero nunca me he visto en la disyuntiva de que haya que grabar un disco y tener entonces que ponerme a escribir las canciones. Escribir canciones con un plazo me parece antinatural, que es lícito, pero a mí no me sale. Las canciones son las que tienen que mandar. Las que tengas, son las que te van a decir a qué va a sonar ese disco.
MH. ¿Cuál es vuestra canción más especial… y otra que estéis hartos de tocar? S. Nos gusta mucho ‘Caradura’ [risas] Es una broma interna, porque es una canción poco representativa de lo que hacemos ahora. ‘Contra las cuerdas’ es ahora nuestra debilidad. También hay canciones que tenemos ganas de quitar del repertorio, que ha llegado ya su momento o hay que dejarlas reposar un tiempo. O que se nos han quedado un poco lejos ya… Igual que las canciones no son iguales en este tiempo, nosotros tampoco tocamos ahora igual. ‘Mundo frágil’ o ‘Ya no tengo problemas’ son canciones que han ido evolucionando en los conciertos, pero hay canciones que no aguantan esa evolución.
MH. ¿Se liga mucho siendo músico? ¿'Salís a matar'? S. Para lo feos que somos, ligamos bastante. Eso es que hacemos buenas canciones. Pero la verdad es que no… quien busque ligar, probablemente tenga más oportunidades si toca en una banda o sale en la tele, pero luego hay que saber ligarse a una chica, y estar en el escenario no te vale.
MH. ¿Y cómo hay que ligarse a una chica? S. Cada uno tiene sus métodos… ¡Son secretos! Pero vamos, que no lo conseguimos ni aunque lo intentemos.
MH. ¿Cuánto tiene de ‘sexo y drogas’ el rock ‘n roll? S. Va por rachas. Unas veces muchas de una, pocas de otra, mucho o nada de las dos… (risas). Va por rachas, igual de repente te da por hacer yoga. Pero hay momentos de estos diez años que la verdad que no me acuerdo. Cuando empezamos, queríamos hacer las macarradas que habíamos leído en los libros del rock, tirar teles por la ventana y destrozar camerinos, pero eso no te hace más guay, te hace más tonto. Luego creces un poco, y no haces esas cosas: disfrutamos, salimos por ahí cuando nos apetece, y no más que cualquier chaval de nuestra edad. (Con eso de chaval te has venido arriba).