La Academia de la Música dictaminó esta noche que el álbum del año no es el enorme " Lemonade", el disco que lo cambió todo para Beyoncé, sino "25", el multimillonario superventas de Adele. Cómo sería de injusto el dictamen, que hasta la cantante británica tuvo que semirrechazar el galardón con las siguientes palabras. " No puedo aceptar este premio de ninguna manera", comenzó su discurso. "Este era su momento de la victoria. Quiero decir, ¿qué demonios tiene que hacer Beyoncé para ganar el premio al mejor disco del año?"
Por supuesto, la audiencia social comenzó inmediatamente a elucubrar con las razones por las que el 'establisment' musical le niega a Beyoncé la corona de gran emperatriz del pop que ella misma ya se ha colocado (no sólo actuó embarazada y cubierta por tules y flores, sino tocada por una simulación del aura de una diosa-santa). Y aunque a veces toda la imaginería que la rodea puede parecer excesiva, lo cierto es que sus actuaciones son memorables y cargadas de significado.
La primera teoría de la conspiración sobre el recurrente fracaso de Beyoncé para lograr el reconocimiento de la industria tiene que ver con la cuestión racial: solo tres artistas negros han ganado el Grammy al disco del año en la historia de los premios: Stevie Wonder, Michael Jackson y Lauren Hill. Hace ya 18 años que Hill se llevó el premio por "The Misseducation of Lauryn Hill". Inexplicablemente, Beyoncé ha perdido el galardón las tres últimas veces que ha competido frente a Taylor Swift y Beck.
La segunda cita el creciente compromiso de Beyoncé con "Black Live Matters", el movimiento que denuncia las muertes de afroamericanos a manos de la policía, y el vínculo de "Lemonade" como instrumento de visibilización de las mujeres negras. A la industria no parece agradarle respaldar tanta carga política, y menos aún una que cuestiona tan directamente el 'status quo' de la sociedad estadounidense.
La tercera se refiere a su recurrente política feminista de "solo mujeres", una molestia para la facción mas conservadora de la industria musical estadounidenses. No solo fue su madre la que presentó su actuación en los Grammy, un místico mix entre vídeo y actuación musical en el que homenajeó la maternidad y el vínculo madre-hija, sino que solo mujeres se subieron con ella al escenario, en una formación a medio camino entre un culto pagano y un ejército.
20 de enero-18 de febrero
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