Siempre comes más sal de lo que crees. Es difícil controlar la sal de los alimentos procesados, los embutidos o hasta los dulces que no preparamos en casa. Por eso cualquier truco para bajar los niveles de sal son bienvenidos.
La sal es ese grano blanco que solo sirve para darte disgustos: te hará retener líquidos, engordar y hasta envejecer más rápido, así que convertirse por una vez en una persona sosa, puede ser una opción interesante.
1. Usa más especias. Añade más sabor a tus comidas con especias secas o frescas, desde el orégano al romero, desde el cilantro al jengibre, desde la pimienta negra al ajo, desde el limón al pimiento rojo. Todo te ayudará a comer con menos sal. Tus digestiones serán más rápidas y tu vientre no se hinchará como una pelota.
2. Elige cuidadosamente la grasa para cocinar. Lo mejor es el aguacate y los frutos secos, aunque también valen el aceite de oliva y el aceite de soja. Todos darán más sabor a la comida sin necesidad de añadir más sal.
3. Saltea o asa las comidas. Son dos modos de cocción que potencian los sabores de las especias y del propio plato. Si prefieres cocerlos o cocinarlos en el microondas puedes añadir al final un buen aceite o un vinagre aromatizado para minimizar la sal.
4. Saca el pan de tu vida. He aquí una fuente oculta de sodio, incluso en su versión integral el pan tienen mucha sal. Lo mejor es que busques otra fuente de fibra más sana, como por ejemplo la fruta fresca.
5. Come según las estaciones del año o compra en un comercio local. Las verduras y frutas de estación siempre conservan mejor los sabores, una condición indispensable para necesitar menos sal en su cocción. Si consigues consumir alimentos crudos que conserven su sabor natural, habrás ganado la mitad de la batalla contra el sodio.
20 de enero-18 de febrero
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