¿Rostro apagado? Pon las pilas en tu rutina beauty

Tienes a tus células cutáneas agotadas. Toda tú estás al borde de la extenuación, pero donde más lo notas es en tu piel. Y sospechamos que el culpable es tu estilo de vida: te toca madrugar después de acostarte a las mil por ver el reality de turno; el estrés es tu estado vital; te alimentas a salto de mata... y cruzas mil veces al día una ciudad coronada por una seta de contaminación . Con estas condiciones, lo raro sería que tu rostro luciera radiante. Estos son los activos que van a poner freno a esos problemas.

Sobre tu rostro hay una especie de máscara translúcida que le da esa sensación macilenta. Se produce por la acción continuada de los radicales libres que te acechan en la calle y en los ambientes cerrados. Y porque la falta de sueño también significa una escasez de horas para que la reparación natural del organismo, que sucede mientras duermes, se produzca. En lugar de cambiar de piel cada 21 días, en tu rostro se acumulan las células muertas.

¿Qué necesitas? Vitamina C y antioxidantes. Porque son capaces de acelerar esa renovación celular y, sobre todo, de neutralizar la acción de los radicales libres. Pásate a los nuevos descubrimientos en este terreno, como el Licocalcón A de la línea Urban Skin de Nivea o la aphloia de Elixir Jeneusse, de Yves Rocher. ¿Lo mejor de la vitamina C? Que, además, contribuye a reducir la hiperpigmentación (manchas potenciales).

Es como si esas rayitas que aparecían de vez en cuando se hubieran instalado para siempre. Y también notas esa discreta pero persistente arruguita vertical junto a la boca que se forma de la nariz a la barbilla, justo bajo el peso de tus mejillas. Bienvenida al mundo del envejecimiento.

¿Qué necesitas? Ácido hialurónico, aquaporinas y neuropéptidos. El primero, porque es como un imán para la hidratación. Las acuaporinas, un hallazgo galardonado con el Nobel de Química, aumentan el flujo de agua en la piel. Y los neuropéptidos contribuyen a que tu cerebro envíe las señales adecuadas para que la sensación de hidratación convierta tu piel en un mar en calma.

Te sientes como un Mister Potato al que un niño ha descolocado sus rasgos. ¿Dónde están tus mejillas lozanas? ¿Y eso que asoma es una papada? Pues sí, porque a partir de los 35 lo que se resiente es la firmeza.

¿Qué necesitas? Retinol, resveratrol y ceramidas. Tienes que poner el acento en recuperar todo lo que pierdes y en reforzar aquello que se está debilitando. El retinol ha demostrado que es el ingrediente antiedad más eficaz y te va a servir para producir colágeno y elastina, pero también tiene un efecto de engrosamiento de la piel. Por su parte, el resveratrol de la uva ha mostrado beneficios similares. Si ambos hacen la piel más fuerte, la reposición de ceramidas y lípidos la vuelven más elástica.

Si la respuesta es que se han hecho enormes, no desesperes. Las razones son las mismas: la maquinaria de tu piel no funciona a pleno rendimiento. Y la pérdida de los pilares de la firmeza también afecta a la capa más externa y, por supuesto, a los poros, que se hacen más visibles porque la laxitud de la piel también los abre más. Tienes que revertir el proceso.

¿Qué necesitas? Ácido glicólico y niacinamida. El primero, porque toca acelerar la regeneración de la piel con un efecto peeling que no sea agresivo pero que disuelva toda esa capa de células muertas acumuladas. La niacinamida, por su parte, tiene un efecto compactante en la piel, que es lo que necesitas para devolver esos poros a su tamaño original.

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