Tamara Falcó: "Lo que más me gusta de Pablo Iglesias es su apellido"

Si no existiera, a Tamara Falcó habría que inventarla. Es imagen de Hawaiian Tropic y lo que en cualquier otro texto de este tipo serviría para rellenar una línea y pagar la contraprestación con la marca que nos pone al personaje delante para que lo podamos entrevistar sobre lo divino y humano, en el caso de Tamara se convierte en la metáfora perfecta para dar una correcta medida de lo que da de sí está mujer.

Porque la hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón te elabora una teoría dermatológica que ríete tú de los informes empresariales de su hermana Ana Boyer. Mucho más aburridos, por si no lo pillan. Y si no, miren: asegura Tamara que no le gusta tomar el sol porque le hace sudar, una reacción fisiológica que, sin ella quererlo, perla su piel de gotitas, generando a su vez una película que, unida al bronceador y sometida al efecto lupa del sol, consigue que se le llene el cuerpo de pecas. ¡Un horror! Bueno, pues a partir de ahí, imagínense. Un auténtico festival.

Confiesa Tamara que en lo personal y referente a su familia, hacer confesiones es una temeridad porque "lo suyo siempre es un sorpresa y, lo que te diga ahora, en cuatro meses...". Por eso, ante la pregunta de quién se va a casar antes, si papá o mamá. Ella dice con sorna: "Vamos a echar una porra". Y se parte de risa. Y así, echando mano del humor, te suelta sus verdades. Por ejemplo, que Vargas Llosa le cae bien. Porque venera los textos de su blog. "Se está ligando a mi madre. ¿Qué me va a decir?". Esther Doña: "Bien, hace feliz a mi padre". Pero, ¿buenas vibraciones? "¿Vibraciones? Soy católica". Aplausos.

Hasta se toma a guasa lo de la foto de su ‘mami’ de tanguera porteña. "Pero mami, ¿eras tú? Hija, qué estilizada...", le dijo, aunque a Preysler le haya parecido esta instantánea un atentado a su intimidad. Pero es que Tamara se atreve incluso con el tema de que Hacienda investiga a su santa madre: "¿No investiga Hacienda a todo el mundo? Pues ahora a mi madre. Eso sí, espero que no encuentren nada raro". Lo que les contamos, un festival. Y cuando quiere, también sabe salir por peteneras. Porque lo de que su madre tenga un amor tan grande y tan profundo por el Premio Nobel que quiere que lo sepa todo el mundo a ella le sorprende, en tanto en cuanto "estábamos de repente mi hermana, mi madre y yo en el sofá de casa, tan grande y de repente, en seis meses, mi hermana se pira y ella tiene novio ¿hola?". Tamara a ver sí vas a dejar de hablarte con alguien, le decimos. "En este momento me hablaba con toda la familia... Después de hoy, a lo mejor no". Pero sin acritud. Repetimos, partida de la risa.

De lo único que no se ríe es de su momento eclesial. Bueno, tampoco eso es cierto. Dicen que por la calle le preguntan por qué no sale en el programa de Cuatro, Quiero ser monja, y que ella se lo sigue planteando, lo de la tele y lo de irse a Úbeda de religiosa, pero que su director espiritual le ha dicho que deje de hablar de su fe, que después la toman a pitorreo. Ahora, cuando se le pregunta por el amor, afirma que es una cruz que lleva a cuestas. Y si pasamos a la situación política y qué pasaría por su cabeza si Podemos lograra ganar en segunda ronda las elecciones generales, ella juega más: "Lo que más me gusta de Pablo Iglesias es su apellido". Lo que decimos: una reina de la comedia.