celebrities

“Soy un padre muy protector”

El actor vuelve a los oscar con seis nominaciones, entre ellas una como mejor director, un premio que ya se llevó por ‘braveheart’. Se haga con él o no ahora, parece que lo que le enorgullece es haber dirigido otra historia: su vida.

Fabian w. waintal los ángeles

La Academia dejó fuera de la carrera por el Oscar a grandes como Clint Eastwood o Martin Scorsese, pero entre la lista de los nominados a Mejor director figura alguien que parecía haber perdido la guerra en Hollywood: Mel Gibson. Atrás quedó el escándalo por el comentario antisemita a un policía. También la llamada racista a una exnovia y las acusaciones de violencia doméstica. Y en esa nueva búsqueda del éxito, le ha alcanzado la paternidad por novena vez, y está nominado al Oscar por Hasta el último hombre, casi veinte años después de haberlo ganado con por su trabajo como director en 'Braveheart'.

Esta última década ha sido para él de cambio, algo que se aplica también a su forma de hacer cine. "Al hacer una película, tu personalidad se refleja en la producción. En estos diez años he trabajado mucho en mí. Yo fui el que decidió mantener un perfil bajo, no quería hacer la clásica rehabilitación durante dos semanas para declararme curado y volver a arruinarlo todo. La mejor forma de demostrar que estaba arrepentido era arreglarme primero. Y eso es lo que hice. Ahora tengo nueve hijos que amo. Ellos me mantienen humilde", asegura. Parece haber encontrado su mejor papel: el de padre.

  • Corazón ¿Cómo es usted con sus hijos? Mel Gibson Bueno, como padre soy bastante protector. Todavía me acuerdo cuando nacieron mis mellizos. Hoy tienen 34 años, pero entonces tuve que ir a la farmacia a comprarles algo y me llevé en los brazos a otro que tenía 21 meses, porque mi esposa estaba ocupada con ellos. Estábamos en Australia y nos ayudaba una enfermera de Nueva Zelanda que se iba a casa a las cuatro de la tarde. En la farmacia, me di la vuelta un segundo y mi hijo vio pasar a la enfermera y salió a la calle. En ese momento no me importó nada, no tenía tiempo, corrí hasta que atrapé al bebé para evitar que le pasara un coche por encima. Yo creo que mataría por un hijo. Y eso que aquella vez tuve que disculparme con mucha gente después.

  • C. ¿Y es bueno dirigiendo su vida? M.G. Es una pregunta difícil de contestar... Una de las cosas más difíciles que he tenido que afrontar es dejar de fumar. Fue una tortura. Es un hábito difícil de dejar, porque las neuronas están involucradas. Yo tenía nueve años cuando cogí el primer cigarrillo y 45 años después, cada decisión artística la hice con uno. No tenerlo en la mano resulta difícil.

  • C. ¿Aprendió alguna lección al estar alejado tanto tiempo de Hollywood? M.G. Estos años he aprendido mucho, hasta a hablar bien por teléfono, con buenos modales. Aprendí a no hablar cuando voy a tomar alcohol, a escribir, a llevar al cine lo que había escrito, produciendo y dirigiéndolo, e incluso ocupándome también del marketing y la distribución. Hasta compré un montón de salas de cine en Australia: una cadena de cines que se llama Dendy.

  • C. ¿Qué mensaje positivo puede llevarse el espectador después de ver una película de guerra, en un mundo donde Batman o Capitán América son los verdaderos héroes? M.G. Lo cierto es que los verdaderos héroes no usan pantalones ajustados. En este caso, la historia es real y el protagonista inspira y nos muestra otra forma de amar. Si lo vemos de ese lado, es una historia de amor. Y hoy en día, el mensaje es vital. El mundo siempre ha estado mal, pero ahora está peor y va a seguir estándolo. Seguimos comportándonos como hace 20 años.

  • C. ¿Cuánta investigación lleva detrás Hasta el último hombre? M.G. Hablé con gente que vivió la Segunda Guerra Mundial, porque me interesa mucho investigar. Hablé también con asesinos en la cárcel, con los que pelearon en Corea y muchos en Vietnam. Incluso uno de los que aparece en la película, al que se le vuelan las piernas por el aire, es un veterano de guerra de verdad que estuvo en Afganistán y a él le explotaron las piernas de verdad.

  • C. ¿Cómo logró Andrew Garfield deshacerse de la etiqueta Spiderman para lograr el papel protagonista en su película? M.G. La primera vez que vi a Andrew fue en La red social. Era un papel mínimo, pero muy bien hecho y me pareció que hablaba con los ojos. Es muy buen actor. El cine es su medio. No es musculoso y me pareció perfecto para interpretar el papel de Desmond. Además Garfield aparenta ser más joven de los años que tiene.

  • C. ¿Y usted? ¿ha decidido dar por finalizada su carrera como actor? M.G. Dejé de actuar durante una temporada porque sentí que no me estaba encantando. Por eso me enfoqué tanto en la dirección, en escribir y producir. Pero me veréis con Sean Penn, en The Professor and the Madman, una película que trata sobre un profesor que se dedicó a recopilar palabras para la primera edición del diccionario de Oxford. A mediados del siglo XIX recibió más de 10.000 palabras de un doctor internado en un psiquiátrico. Yo interpreto al editor del diccionario.

  • C. ¿Es verdad que en un principio se había negado a dirigir la película por la que ahora le nominan al Oscar? M.G. En realidad rechacé dos veces Hasta el último hombre. Y lo mismo pasó con Braveheart. Y en ese caso ni siquiera me habían ofrecido dirigirla, solo protagonizarla.

  • C. ¿Es de los directores que opinan que los actores dirigen mejor? ¿Cómo aprendió usted a hacerlo? M.G. Quedándome en el estudio, mirando lo que pasaba y preguntando mucho. Los directores estamos para ejecutar una idea, para dudar de esa idea y ver si sale todo bien. Estamos para compartir los frutos de la victoria o el fracaso. Y todo es como un experimento científico que dura 30 años y del que es imposible no haber aprendido nada.

  • C. ¿Los roces de la vida real o las polémicas que vivió en Hollywood ayudan a mejorar como actor y director? M.G. Lo que no te mata te hace más fuerte y más duro. Las experiencias de la vida, sean placenteras o no, sean torturadoras o maravillosas, al final te condimentan y de alguna forma, aprendemos de ellas. Eso es lo que yo trato de hacer ahora. Para mí es como si intentara guardar en un disco todo lo que pueda dejar para mis hijos. Y espero que ellos puedan hacer un trabajo mejor que el mío en el futuro en esta locura de planeta.

20 de enero-18 de febrero

Acuario

Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más

¿Qué me deparan los astros?