Dicen que el amor rejuvenece más que el láser. Y a este paso, Carmen Martínez-Bordiú (66 años) lleva camino de volver a la infancia. Bueno, al menos a una segunda juventud. Embutida en unos 'jeans' que seguramente no habían visto la luz desde la Transición, ha sido pillada 'in franganti' con el hombre que ha obrado el milagro de quitarle años sin pasar por quirófano.
Se trata de un treintañero neozelandés –un espíritu libre dicen algunos, pues es 'coach' emocional– que se ha convertido en su gurú, en su guía espiritual y, también, en su compañero sentimental, con el que, al parecer, lleva ya unas semanas conviviendo en su casa del madrileño barrio de Salamanca.
Estas foto exclusiva -y las que pueden ver en la edición impresa de la revista, ya en el quiosco- nos muestran la buena sintonía entre la pareja: agarrados de la mano, sonrientes, incluso con gestos que confirman una intimidad y complicidad evidentes. Los vimos saliendo de un cine lejos del bullicio del centro, tras la proyección de la película La cordillera, protagonizada por Ricardo Darín. Era la sesión ‘golfa’, ya entrada la madrugada, un pase que atrae a público menos numeroso y más discreto.
Secreto para su madre
Hay amores que se viven en la clandestinidad y los hay que uno quiere mostrar al mundo entero. En este caso, Carmen tiene todas las papeletas de querer la segunda opción, de hecho fueron a cenar al restaurante Amazónico con unas amigas: su novio es guapo, joven y, al parecer, no tuvo que explicarle quién era Ortega y Gasset el día en que le dio la dirección de su casa…
Todo son ventajas para lucirlo a su lado. Pero la diferencia de edad entre una mujer y un hombre sigue siendo un tema tabú en esta sociedad machista, así que Martínez- Bordiú ha tenido cuidado de esconderlo a otras conocidas de su círculo menos íntimo para evitar cuchicheos innecesarios. Eso o estaba a la espera de alguna exclusiva, que con Carmen nunca se sabe.
A quien no ha debido decirle nada es a su madre, Carmen Franco Polo, que bastantes disgustos tiene ya cuando ve las noticias sobre España y Cataluña. Este verano, además, fue declarada persona non grata por el ayuntamiento de Sada, municipio coruñés que ha solicitado que el pazo de Meirás pase a ser de dominio público.
Carmen Franco cumplió 91 años el pasado mes de septiembre y aunque su salud es muy delicada, sigue manteniendo un tren de vida sorprendente: sopló las velas de su último cumpleaños en un lujoso crucero por el Danubio. Uno de los sueños de la hija de Franco era conocer Irán, no por tratarse de una república islámica sino porque fue en su momento el hogar de Reza Pahlevi, el Sha de Persia, y de su elegante esposa, Farah Diba.
Es lo que tienen los Franco, que le tienen apego a cualquier tiempo pasado, porque siempre fue mejor para ellos. Carmen Martínez-Bordiú quería ver cumplido el deseo de su madre y por ello, organizó un viaje de diez días a Irán junto con una amiga y otro matrimonio. Sin embargo, finalmente, Carmen Franco decidió no apuntarse a este viaje. Por su parte, Carmen Martínez-Bordiú, tras disfrutar de unos días en París junto a su nieto pequeño, Joseph, puso rumbo a Irán, donde se encuentra actualmente.
Secru amigo fiel
Atrás queda ya la relación de Carmen con Luis Miguel Rodríguez (58), que ya no le paga el pisazo de 600 metros cuadrados en plena calle Velázquez, en el barrio de Salamanca, el corazón chic de Madrid, porque la crisis también le ha pasado factura al chatarrero (así es como es conocido el dueño de Desguaces la Torre). La rescisión del contrato de alquiler confirmaba el fin del romance pero no de una amistad que perdura en el tiempo. Mientras vivía en el ático, Carmen le fue perdonando todas las aventuras y fue superando todos los problemas de convivencia que iban surgiendo.
La primavera de Carmen
Una vez desalojada, cada uno ha vivido su vida sentimental libremente pero el lazo de cariño era tan poderoso que siguen viéndose de vez en cuando y hablan siempre que pueden. Además, una nunca sabe cuándo vuelve a reflotar el negocio de la chatarra, ¿verdad, Carmen? Hay amores que no nos van a decepcionar jamás. Carmen Martínez-Bordiú, experta en separaciones, sabe que tiene en sus nietos un amor incondicional. Si no de todos, al menos de Joseph, el pequeño, hijo de Cynthia, con quien veranea todos los años en Mallorca y con quien mantiene una estrecha relación. Madre e hija son uña y carne. Como si fuera una señal, el niño vino a nacer las pasadas Navidades: ha sido el regalo que más feliz la ha hecho.
Pero no olvidemos que Carmen es también madre del Luis Alfonso de Borbón, proclamado heredero al trono de Francia por los legitimistas. Su esposa, María Margarita Vargas Santaella, es muy celosa de la educación de sus hijos, a los que llaman por su tratamiento: Prince Alphonse (Duc de Berry), Princesse Eugénie y Prince Louis (Duc de Burgundy). Los escándalos de la nietísima, tanto sentimentales como económicos convenientemente aireados en revistas o los programas de televisión de turno, hacen un flaco favor a la pretensión de la nuera de ver a su marido convertido algún día en el rey de los franceses.
Las visitas a los tres pequeños quizá no son tan frecuentes como en algunos momentos quisiera la abuela, pero eso ahora mismo incluso le viene bien a Carmen, que tiene su corazón bien ocupado por este nuevo y guapo amor del que poco a poco sabremos más datos: ¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ella? ¿A qué dedica el tiempo libre? Puede que sea otoño para el común de los mortales, pero Carmen está viviendo su propia primavera. ¡Qué envidia!
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