Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana: Uruguay, el paraíso... ¿fiscal?

La pasada semana Josep Santacana llegaba a Barcelona para poner en orden su patrimonio ante la petición de prisión preventiva que solicita el Banco de Luxemburgo para él y su todavía mujer. Tal y como ha podido saber esta publicación, viajó de vuelta a Miami el 24 de febrero en el vuelo 113 de American Airlines, que salió del Prat a las 10.50 h de la mañana.

El mayor problema con el que se enfrenta ahora la pareja, al margen de su divorcio, es poner en orden todo un entramado generado con el dinero que la tenista ganó y que en 2010 se estimaba en unos 35 millones de euros.

La preocupación de Santacana y Sánchez Vicario es máxima al ampliarse hace escasas semanas la querella por alzamiento de bienes y fraude de acreedores en el Juzgado nº 4 de Barcelona. El Banco de Luxemburgo, que logró una sentencia favorable por la vía civil, aún no ha cobrado nada y por ello a finales de enero se fueron a la vía penal solicitando cárcel.

Todo comenzó en 2009 cuando el Tribunal Supremo confirmó la sentencia de la Audiencia Nacional por la que la tenista tenía que hacer frente a una multa de 3,5 millones más intereses por evasión fiscal. La cantidad final ascendió a 5,2 millones. Hacienda pudo cobrar gracias a un aval del Banco de Sabadell y esta entidad financiera a su vez recuperó su dinero gracias a un contraaval suscrito con el banco luxemburgués, donde Arantxa mantuvo durante años parte de su fortuna.

No sabe, no contesta

En abril de 2010, el Banco de Luxemburgo cumplió con la garantía bancaria y el mes siguiente reclamó el aval. Lo intentaron varias veces. Enviaron un burofax en julio de ese año y representantes de la entidad se reunieron con Arantxa y Santacana.

La respuesta de Arantxa fue que ni conocía su patrimonio ni podía disponer de él y así solicitó más tiempo. Algo contradictorio ya que en noviembre de 2009, casada con Santacana, la tenista revocó ante notario los poderes que ostentaba su padre, Emilio Sánchez y su administrador, Ferrando Lacasa.

Sin embargo, siete años después de aquella reunión, en noviembre de 2017, la pareja volvió a señalar que el fallecido Emilio Sánchez continuó manejando el patrimonio de su hija y dirigió su proceso de descapitalización vendiendo todo para pagar deudas. Según la documentación presentada por el banco, las disposiciones patrimoniales de las sociedades con las que la tenista administraba su patrimonio –cifrado entre 30 y 45 millones– fueron decisión y responsabilidad única de ella y Santacana. De hecho, el padre no hubiese podido comprar ni vender sin poder notarial, ya que entonces Arantxa ya pleiteaba contra sus progenitores.

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