Si esto fuera un cuento, el príncipe habría llegado en carroza a la exclusiva clínica Feldkirch ( Austria), pero como se trata de la vida real, lo hizo en helicóptero. Había que darse prisa. Según la revista alemana 'Bunte', Ernesto de Hannover tuvo que ser operado de urgencia por una afección vascular. El equipo que le ha tratado está especializado en desatascar venas y arterias al borde del colapso, y con esas cosas no se juega. Más aun cuando se tiene cierta edad –63 años en su caso– y un largo historial, tanto de enfermedades como de desobediencia médica.
Aunque una vez más, las cosas parecen que han salido bien para su alteza real, que ya superó en 2005 y en 2011 sendas pancreatitis. Especialmente grave fue la primera. Estuvo en coma, pasó dos semanas ingresado y llegó a temerse por su vida. Poco después, dijo: "La pancreatitis es lo más siniestro que puede sucederle a uno. No se lo desearía ni a mi peor enemigo". Y prometió que iba a cuidarse más, a restringir las fiestas, el alcohol y el tabaco. Pero no cumplió su palabra.
Ahora, en cambio, parecía que sí. Ernesto había dejado de ser ese personaje soberbio y agresivo que, por ejemplo, orinó en 2000 en el pabellón turco de la Expo de Hannover, que se lió a paraguazos contra un 'paparazzi', que agredió a su vecino y dueño de una discoteca en la isla de Lamu (Kenia) porque le molestaba el ruido o que, en la boda de nuestros Reyes, se quedó en la cama por culpa, según dijeron, de la resaca. Por citar solo cuatro de sus escándalos más conocidos.
La prensa ha destacado en los últimos años su «delicada salud» y que el príncipe llevaba una vida más tranquila, lejos tanto de la atención mediática como de los peores excesos del pasado. El ex de Carolina también habría delegado en su hijo mayor, Ernesto Jr., la gestión de la fortuna familiar y las obligaciones derivadas de la jefatura de la casa Güelfa. Aunque esta transición al final no ha resultado tan tranquila e, incluso, se ha dicho que Ernesto se ha sentido traicionado por la forma en la que su hijo y Carolina habían ayudado a apartarle de la presidencia de la fundación que controla el legado familiar.
Muy pronto, el 8 de julio, los tres, previsiblemente, coincidirán. Ese día, Ernesto Jr., contraerá matrimonio con la diseñadora rusa Ekaterina Malysheva. Carolina, al no estar legalmente divorciada del padre, figura en las listas de posibles invitados y con una dosis extra de morbo: el reencuentro con Chantal Hochuli, primera mujer del príncipe, madre del novio e íntima amiga suya hasta que le robó el marido.
¿Se imaginan que Ernesto padre se presenta ese día con otra? El de antaño hubiera sido capaz. De su situación sentimental actual, poco se sabe. Tras romper con Carolina en 2009, primero se publicaron unas fotos en las que aparecía en Tailandia con la marroquí Myriam Aboussahden. Poco después inició un romance con Simona, una joven bailarina rumana, 34 años menor que él, que había posado para unas fotos promocionales de un burdel vienés.
Al terminar con ella, se rumoreó que Ernesto podría volver con Carolina pero no pudo ser. Otros rumores, en cambio, han señalado que la expareja podría por fin divorciarse, una posibilidad que ella siempre ha evitado, ya que eso la llevaría a perder el título de alteza real y a quedarse ‘solo’ con el de princesa de Mónaco.
- Ernesto de Hannover vuelve a ingresar en un centro de desintoxicación
20 de enero-18 de febrero
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