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Cinco riesgos de la contaminación

Respirar se ha convertido casi en una actividad peligrosa en las grandes ciudades. Solo en nuestro país, la polución es la responsable de 30.000 muertes prematuras cada año.

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Beatriz García Manso
Beatriz García Manso

Al mundo le falta el aire. Nueva Delhi amanece con unos niveles de contaminación que multiplican por siete los máximos recomendados por la OMS. En China, la polución apenas permite ver más allá de 200 metros. Y en España, durante 2016, el 94% de la población estuvo expuesta a tasas de contaminación insalubres.

Por nuestros pulmones pasa a diario 12.000 litros de aire. Y, bocanada a bocanada, junto con el oxígeno, viaja hasta nuestro organismo un cóctel de sustancias tóxicas. Las de mayor impacto son las partículas en suspensión (polvo, cenizas, hollín, cemento...), el ozono, el monóxido de carbono (CO), el dióxido de nitrógeno (NO2), el dióxido de azufre (SO2) y los compuestos orgánicos volátiles (COV). ¿De dónde salen? Sobre todo del tráfico, que está en el origen del 65% de las emisiones contaminantes. Emisiones que provocan 30.000 muertes prematuras al año en nuestro país, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. Pero muchísimas más personas sufren problemas de salud por esta causa. Repasamos los más frecuentes.

1. EPOC, CÁNCER, GRIPE Y NEUMONÍA

Un estudio de la OMS atribuye a la polución el 6% de las muertes prematuras por cáncer de pulmón y el 14% de las originadas por Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Se calcula que más de dos millones de personas sufren EPOC en España, pero un 70% no lo sabe. "Inicialmente, aparece tos, expectoración y ahogo al aumentar la actividad física. Pero a medida que la enfermedad progresa, los síntomas de falta de respiración y cansancio empeoran, con lo que el enfermo ve cada vez más limitada su capacidad física y deja de hacer tareas que le suponen esfuerzo, incluso vestirse o bañarse", advierte la neumóloga Isabel Urrutia, de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.

La exposición a estas sustancias se relaciona con embolias pulmonares y más infecciones.

La contaminación es capaz de originar esta enfermedad en personas sanas. Además, se ha demostrado que la exposición a niveles altos de contaminación está relacionada con embolias pulmonares y mayor incidencia y mortalidad por infecciones respiratorias (incluyendo la gripe) y neumonías.

2. ALERGIAS RESPIRATORIAS

La Agencia de Seguridad Alimentaria y Sanitaria Francesa ha publicado un informe que muestra que las alergias respiratorias se han duplicado en los últimos 20 años y acusan de ello al cambio climático y la contaminación. "Los motores diésel y las calefacciones crean un ambiente hostil a las plantas que, para defenderse, producen pólenes más agresivos", aclara el dr. Ángel Moral, de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Además, esa densa boina de polución aferrada al techo de las ciudades "impide que esas partículas abandonen la atmósfera y, cuanto más tiempo permanecen, más cuadros alérgicos provocan –explica la dra. Concepción Prados, neumóloga de Neumomadrid–. Por si esto fuera poco, el ascenso de las temperaturas ocasiona el adelanto de la floración".

Los motores diésel y la calefacción crean pólenes agresivos que generan más alergias.

Es decir, que los pólenes se vuelven más agresivos, se quedan más tiempo y a esto se suma la inflamación de las mucosas. La alergia está servida. Tanto, que los expertos estiman que en el año 2030 uno de cada cuatro españoles será alérgico a los pólenes.

3. PROBLEMAS DEL CORAZÓN

"La exposición crónica y mantenida a la contaminación es un factor de riesgo a tener muy en cuenta, igual que fumar", afirma el dr. Carlos Macaya, presidente de la Fundación Española del Corazón. Las sustancias que hay en el aire contaminado penetran en el organismo a través de la respiración y alcanzan el torrente sanguíneo. Estas partículas dañan el endotelio, que es una capa muy fina que cubre la pared de los vasos sanguíneos que evita que se formen trombos. ¿Consecuencias? Cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, arritmias graves… No olvidemos que la enfermedad coronaria y el ictus representan el 80% de todas las muertes debidas a la contaminación.

Las partículas PM 2,5, (100 veces más finas que un cabello), son las más peligrosas.

El aumento de estas partículas en los días de alta contaminación favorece el desarrollo de trombos y coágulos, provoca un incremento de la presión arterial y provoca la vasoconstricción de las arterias que aportan sangre al corazón y al cerebro. "Una situación como la que vivimos en Madrid este otoño, con polución y sin lluvias, puede hacer que un paciente con una enfermedad cardiovascular entre en insuficiencia cardíaca", concluye el experto.

Este cardiólogo (que conduce un coche eléctrico), explica que, de entre todas las sustancias tóxicas que pululan en el aire, las llamadas PM 2,5 que proceden en su mayor parte de las emisiones de los vehículos diésel son las más peligrosas. Debido a su tamaño (100 veces más delgadas que un cabello) tienen una elevada capacidad de penetración en el organismo.

4. ASMA BRONQUIAL

Alrededor de dos millones y medio de españoles (el 10% de los niños y el 5% de los adultos) lo pasan realmente mal por culpa del asma. Una revisión a gran escala realizada por investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona y de la Universidad de Leeds (Reino Unido) ha mostrado que los niños y adolescentes que viven en zonas con alta contaminación atmosférica tienen un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. La culpa la tiene la exposición temprana y permanente al cóctel tóxico que respiramos apenas ponemos un pie en la calle.

La polución también afecta a la frecuencia del asma, sus síntomas y respuesta al tratamiento.

El principal culpable es el dióxido de nitrógeno (NO2), que procede del tráfico rodado y cuyos niveles en la atmósfera empeora los síntomas de personas asmáticas. El NO2, además, ocasiona irritación de ojos, nariz, garganta, tos y sensación de falta de aire. "La contaminación del aire, afecta a la frecuencia del asma, su inicio, sus síntomas y la respuesta al tratamiento –subraya la dra. Isabel Urrutia–.

El aumento de contaminación actúa como desencadenante de las exacerbaciones, por lo que se asocia con el uso más frecuente de medicación de rescate en estos pacientes. Adicionalmente, parece que la exposición al NO2 y O3 (ozono) puede reducir la respuesta a los broncodilatadores de corta acción en niños con asma".

En casos de alta contaminación, los asmáticos deben esquivar los factores desencadenantes. Pero si no hay más remedio que salir a la calle, una buena medida es utilizar gafas de sol y mascarillas homologadas, que filtran y reducen el paso de contaminantes al organismo; evitar los desplazamientos en moto o en bicicleta y viajar en coche con las ventanillas cerradas; no hacer deporte al aire libre y esquivar las zonas de mucho tráfico.

5. INFERTILIDAD Y RIESGO DE ABORTO

Por si el retraso de la edad de la primera maternidad y el incremento de los índices de obesidad no nos los estuvieran poniendo lo bastante difícil para concebir, hay que sumar también el factor ambiental. Un grupo de investigadores del Hospital del Mar de Barcelona han hecho dos revisiones de la literatura científica publicada hasta el momento para concluir que la exposición a la polución tiene un impacto decisivo sobre la tasa de infertilidad humana: "En mujeres fértiles, la contaminación atmosférica reduce la tasa de fertilidad e incrementa el riesgo de abortos".

En mujeres fértiles, reduce la tasa de fertilidad. En subfértiles, provoca más abortos.

"Del mismo modo, en mujeres subfértiles, que deben recurrir a técnicas de fecundación in vitro, el impacto de los contaminantes del aire reduce la cifra de nacimientos y provoca más abortos", expone el dr. Miguel A. Checa, jefe de la Sección de Reproducción Humana del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital del Mar y de esta investigación. En un segundo estudio, los científicos centraron su análisis en los hombres para demostrar que ellos tampoco salen indemnes de los efectos de la contaminación. En su caso, afecta a la calidad de los espermatozoides en cuanto a número, movilidad y forma.

Además, también se ha encontrado que en muchos de estos espermatozoides el ADN se encontraba fragmentado, lo que dificulta la fecundación. Además, la contaminación elevada también perjudica a las mujeres embarazadas, ya que una exposición constante a dióxido de nitrógeno durante los primeros meses de la gestación puede causar un menor crecimiento del feto. Incluso, los niños cuyas madres se exponen al tráfico durante la gestación tienen un riesgo hasta un 25% mayor de sufrir enfermedades respiratorias antes de cumplir los seis años.

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