Hatha yoga, vinyasa yoga, yin yoga, kundalini yoga, yoga aéreo... Si quieres beneficiarte de esta práctica milenaria, pero no sabes cuál de sus variantes es la mejor para ti, esto te interesa. Con la ayuda de Borja Sainz, profesor del centro Ayoga descubrimos las claves para entender cómo se trabaja en cada tipo de yoga, cuáles son sus beneficios y qué debes tener en cuenta para elegir cuál es el más adecuado para ti.
En una clase de hatha yoga se trabaja la fuerza y la flexibilidad a través de posturas que buscan generar una mayor estabilidad y soltura en el cuerpo, mejorando la postura y eliminando la tensión de los músculos. Tal como explica el proferor de Ayoga, según se vaya progresando habrá que concentrarse en la respiración, buscando así relajar la mente y desconectar de lo que estresa. "El objetivo no es ser el más flexible de la clase, sino ayudar a cuerpo y mente a estar en su estado óptimo, sea cual sea nuestra edad o condición física actual", comenta. Así, el experto asegura que el hatha es una buena forma de iniciarse en el yoga si bien aclara que esto no quiere decir que sea un estilo de principiantes, pues las clases se dividen por niveles. En cuanto a la regularidad, explica que es interesante empezar con dos clases a la semana para ir cogiendo soltura.
El vinyasa yoga es un método más dinámico y fluido, en el que se traba con la respiración para ir conectando las posturas. Según revela Borja Sainz, aunque en un principio puede parecer mas difícil que el hatha, la práctica continuada ofrece buenos resultados a nivel físico y cardiovascular, pues ayuda a eliminar la tensión y a fortalecer los músculos.
Sobre la periodicidad en la práctica, explica que al ser una actividad más dinámica, es recomendable probar el nivel de intensidad de la clase y si no se puede seguir el ritmo será importante fijar nuestro propio ritmo. "No hay que hacer todas las posturas el primer día, sino ir progresivamente adecuando la actividad al cuerpo", aclara. Hoy en día, el vinyasa se ha convertido en el estilo de yoga más popular entre quienes buscan llevar una vida sana. Al igual que con el hatha yoga, un par de clases semanales es la mejor forma de empezar.
El yin yoga se centra en trabajar con el tejido conectivo del cuerpo que se llama fascia aunque también incluye otros tejidos, como los ligamentos. La fascia se ha convertido en un elemento importante a la hora de trabajar con la tensión que acumulamos debido a nuestra vida sedentaria. "En una clase de yin yoga las posturas se mantienen durante un periodo de tiempo mayor de lo habitual pero son posturas restaurativas, en las que podemos relajarnos, dejando que el tejido conectivo y los músculos se estiren suavemente, activando la circulación y permitiendo relajar la mente", asegura.
Esta práctica es buena para quienes tienen ciertas dolencias físicas o para quienes desean relajar profundamente su cuerpo y mejorar su rango de movimiento. "Puedes practicar yin por sí solo o combinarlo con otro estilo para complementar uno o dos días por semana, además, conforme vayas aprendiendo las posturas, podrás hacerlo en casa al llegar del trabajo", aconseja.
El yoga aéreo es la forma más novedosa y divertida de practicar yoga. Con la ayuda de un columpio de tela, podemos estirar el cuerpo y colgarnos para fortalecer y profundizar en posturas que en ocasiones resultan inaccesibles. Aunque pueda parecer un ejercicio digno de un acróbata, el columpio es más bien una herramienta que facilita el desarrollo de las posturas y no es necesario tener experiencia previa en otros estilos de yoga, si bien el experto reconoce que es importante conocer tu estado físico, ya que las clases tienen distintos niveles de intensidad. Al igual que el yin yoga, puedes complementar la práctica de yoga aéreo con otro estilo o centrarte únicamente en esta práctica.
Kundalini yoga es un estilo que aborda distintas prácticas de la tradición del yoga. En una clase podrás practicar posturas, respiraciones específicas y meditaciones en las que a menudo se incluye la recitación de mantras. "En las clases de kundalini las posturas se mantienen durante largos periodos de tiempo, de dos a cinco minutos y durante ellas nos centramos en las sensaciones que surgen mientras desarrollamos una mente en calma", explica el profesor de Ayoga . A diferencia del hatha o el vinyasa, durante una clase de kundalini no haremos tantas posturas y su práctica es asequible para cualquier edad e incluso para iniciarse en la práctica del yoga dos veces por semana.
El yoga para niños es una forma divertida de que los pequeños aprendan a relajarse mientras juegan. Utilizando las posturas de yoga pueden expresarse físicamente en un entorno de diversión, no solo conseguimos que hagan ejercicio, sino que también empiecen a enfocar su atención y a concentrarse. Las clases suelen dividirse por grupos dependiendo de la edad pero ya a partir de los tres años podemos empezar a introducirles en el yoga.
El pilates suele compararse con el yoga pero parten de ideas muy distintas. Si es cierto que en ambos trabajamos nuestro cuerpo, pero el pilates se centra en el f ortalecimiento de espalda y abdomen para crear estabilidad en la columna y corregir los problemas posturales. Es perfecto para quienes buscan una práctica con un enfoque más deportivo y centrado en el aspecto físico. Las dos maneras de practicarlo es en el suelo o con las máquinas específicas que ayudan sobre todo a personas mayores o que tienen lesiones que les dificultan el movimiento. Según las características de la persona se recomienda su practica de dos a cuatro días por semana.
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