La paciencia y la perseverancia son las claves para que un niño aprenda a comer. De forma natural la mayoría de los niños muestra rechazo ante la introducción de nuevos alimentos y se trata en realidad de una defensa natural del ser humano ante los posibles peligros de lo novedoso. Por eso, es tan necesaria la perseverancia, es decir, seguir introduciendo esos alimentos que le producen rechazo periódicamente, ya que a partir de las 10 o 15 pruebas suele comenzar la aceptación y, por supuesto, la paciencia para soportar el rechazo y las quejas infinitas del niño.
Sin embargo, en ocasiones no se trata de rechazo a alimentos nuevos o a las frutas y verduras, que suele ser lo más habitual, sino que hay un rechazo generalizado a la comida y existe falta de apetito. En estos casos, los padres en ocasiones sucumben a proporcionar sólo alimentos que gusten especialmente a los niños o a mantener rutinas más propias de edades más tempranas, para que, al menos, coma algo.
Pero esta no es la solución, como tampoco lo son los castigos, chantajes u obligarle a comer. Para empezar, hay que determinar si es algo continuo o una fase, ya que los niños, igual que los adultos, pasan por temporadas de menor apetito. En este sentido, si el niño come bien habitualmente y pasa por una racha con menos hambre puede deberse a alguna preocupación, a algún problema que esté viviendo en casa o en el colegio y será por ahí por donde habrá que atajarlo. También puede ser que el calor u otro tipo de cuestión ambiental le estén afectando y en unos días vuelva a comer con naturalidad.
Si lo que sucede es que el niño rechaza la comida continuamente y esto hace que pueda tener problemas de salud, será imprescindible acudir al pediatra para descartar posibles carencias nutricionales. Junto a esto, también es importante adoptar en casa buenos hábitos alimenticios que o sólo tienen que ver con una dieta variada.
Crea buen ambiente: Haz de cada desayuno, comida y cena un acontecimiento. Prepara un ambiente cálido, poned juntos la mesa con atención a los detalles para que sea algo especial y no un mero trámite.
Cocinar juntos: Despierta su atención por los alimentos cocinando juntos. Se sentirá más curioso por saber el resultado de su colaboración y se sorprenderá con lo diferente que queda un huevo cuando se hace cocido o cuando se hace frito.
En familia: Comer todos juntos es siempre un punto a favor que hace que el niño esté más relejado. La televisión también debe estar apagada para que no sea una distracción o excusa perfecta para no prestar atención al plato. Es un momento de encuentro familiar en el que conversar sobre los acontecimientos del día.
Presentación: Igual que al poner la mesa, procura utilizar variedad de alimentos y de colores y presentarlos de modo que llame la atención y despierte el interés del niño al menos para probarlo.
Sólo para mí: Un truco que puedes utilizar justamente para despertar su curiosidad. A la hora de introducir un nuevo alimento puedes ponerlo de forma atractiva sólo en tu plato y deja que te pregunte qué es y por qué sólo lo tienes tú. Muy posiblemente se anime a probarlo con mejor disposición que si se lo hubieras servido a él.
Lo que más le gusta: No se trata de darle de comer sólo lo que le gusta, sino de aprovechar justo esos alimentos que le encantan combinándolos con otros que no le apetecen tanto para que tenga una alimentación completa.
Seguro que también te interesa...
-Mi hijo me pega, ¿qué puedo hacer?
-Niños bajo presión, ¿les exigimos demasiado?
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?