Cuando Dirty Dancing se estrenó, en 1987, yo tenía 12 años, la edad perfecta para caer bajo el embrujo de Johnny y Baby y su romance junto al lago. Pero ¡ay!, el tiempo no pasa en balde. Acabo de volver a ver la película, ahora también en formato musical , en gira por distintos teatros, y reconozco que:
"He traído una sandía". A los 12 años, el peso de una frase tonta que crea una primera impresión nefasta me hizo sonrojarme. Ahora, en cambio, me parece intrascendente. Hay segundas impresiones, y terceras, y tiempo de sobra para reajustar simpatías. Cuánto sufren los adolescentes. Qué alivio no serlo.
No me escandalizo. Ni con el embarazo no deseado y posterior aborto de Penny ni con el romance entre el padre de la criatura y la talludita señora xx. En serio. Como mucho, pienso que el centro de vacaciones Kellerman necesita una normativa contra el sexo con menores.
¿En serio solo Baby, la novata, podía sustituir a Penny en el importantísimo espectáculo del hotel Sheldrake? Johnny, ¿no ves a las treinta bailarinas que te hacen los coros cada vez que te arrancas con un número musical? Tienes un hotel lleno de danzarinas expertas. Confíesalo: no querías a Baby por su talento para el baile. Al menos, no el vertical.
Les doy un año. En serio. Llamadme gruñona, amargada, cínica… Pero la niña rica y solidaria y el noble bruto de orígenes humildes no tienen futuro a largo plazo. En cambio, ¿no es evidente que Penny está colada por Johnny y que él se preocupa de verdad por ella?
El que de verdad, de verdad, de verdad me da pena es el padre de Baby. El pobre doctor Houseman se toma sus primeras vacaciones en seis años y tiene que lidiar con el calentamiento global de todos los chavales de su entorno. Y practicar un aborto. Y dejar que su hija pequeña le cante las cuarenta desde su altar teen de la ética personal. ¿Podría alguien darle un respiro a ese pobre hombre?
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?