'I love Dick' ha sido la serie revelación de la temporada, con su explosiva mezcla de lenguajes artísticos para contar la obsesión feminista de Chris por Dick. Es la adaptación de la novela homónima de Chris Kraus, publicada en España por Alpha Decay. Un proyecto de la dramaturga Sarah Gubbins y de la creadora de Transparent, Jill Solloway, con Kathryn Hahn como protagonista.
Chris y su marido, Sylvère, llegan a un remoto pueblucho de Texas llamado Marfa, donde Dick regenta un centro de arte contemporáneo. En principio, ella (cineasta) no es más que la acompañante de él (escritor), que ha ganado una estancia de investigación para escribir su próximo libro. No es lo que esperaban.
Pero ahí están, de pronto, rodeados de polvo, en el cóctel de bienvenida a los nuevos becarios. Y ahí está Dick. Y ahí está Chris. Y, bueno, comienza la rabiosa obsesión.
Chris kraus - Kathryn Hahn es Chris en I Love Dick
¿Amor a primera vista? ¿Flechazo tectónico? 'I love Dick' congela la tradición de los modos en que se ha representado la relación amorosa. Reescribe Madame Bovary y todas esas novelas en que una mujer ha sido cortejada, seducida, acosada por hombres tenaces que la sobrevolaban circular, rutinariamente, buitres al acecho de un deseo carroñero.
Aquí el deseo es monopolio de Chris. Dick ni siquiera está interesado en ella. Por eso el monólogo se impone al diálogo. Y las cartas que ella le escribe son el centro de rotación de un mundo raro y fascinante.
El mundo de Chris. Una artista con muchas dudas. Una creadora visual cuya última película ha sido tontamente rechazada por el jurado de un festival. Una esposa en crisis. Un cuerpo sexual e insatisfecho. Una mujer que se busca y que de pronto encuentra, en el fin del mundo, a un objeto de fascinación, al que empieza a escribirle cartas. Las cartas que articulan el relato. Epistolaridad obscena y desafiante.
Magia mental. Palabras que se sobreimprimen en la pantalla. Declaraciones de amor. Porque Chris es una mujer enamorada en el desierto. Una mujer enamorada después de la muerte de las convenciones y de los roles de género. ¿Cómo vivir en una sociedad progresivamente feminista? ¿Qué significa “seducir”, “cortejar”, “acosar” en ese nuevo escenario?
Chris invierte las reglas del juego. Y nos invita a dudar y a desear, hasta las últimas consecuencias.