¿Puede el romanticismo salvar a Selena Gomez y Justin Bieber?

Ni Selena Gomez ni Justin Bieber han dicho ni “mu” sobre su nueva relación, una que comentamos sin cesar sin saber a ciencia cierta lo que realmente pasa. Sin embargo, les vemos en la iglesia, en los partidos de hockey, montando en bici o saliendo de cualquier restaurante con una cara de felicidad bastante evidente. Jelena ha vuelto, y amigos y familia rezan para que esta vez todo salga bien. La pregunta, sin embargo, es insidiosa: ¿por qué ha vuelto ella con un chaval tan problemático como él?

La revista 'People' cita fuentes cercanas a Selena Gomez para dar una respuesta a la pregunta de marras: “ Justin fue el primer amor de Selena. Siempre ocupará un lugar especial en su corazón. Ella siempre mantuvo la esperanza de que algún día las circunstancias cambiaran y volviera a producirse un encuentro. Pese a todo, ella ve la mejor parte de él”. No se puede explicar claramente: ella está enamorada y ve lo que desea, lo que necesita ver. El romanticismo vuelve a hacer de las suyas.

Por desgracia, el romanticismo no suele ser un buen consejero cuando se trata de valorar la realidad y el potencial de cambio de una persona. Porque implica dependencia y cierta ceguera. Durante siete años y desde los 18, Selena tuvo que soportar de todo por parte de Justin: rumores de que le ponía los cuernos con las fans, peleas con paparazzis, alcohol, drogas, detenciones de la policía...

Volver a jugársela con una persona tan inestable, más aún después de haber superado dos operaciones, un tratamiento por depresión y ansiedad y un retiro profesional debido a todo ello, debe darle bastante miedo a Selena. Probablemente, por eso no termina de confirmar que existe un episodio dos en su relación. ¿Será el romanticismo más fuerte que las debilidades de él? ¿Alguna vez puede el romanticismo arreglar lo que solo el tiempo (y/o un buen tratamiento) arregla?