Cómo sobrevivir a la tragedia ( y sacar algo bueno de ella)

Durante meses tras la muerte de su marido, Sheryl Sandberg escribió un diario personal. A partir de aquellas reflexiones y apoyándose en estudios y estadísticas, escribió Opción B: Enfrentarse a las adversidades, mejorar la resiliencia y recuperar la alegría, junto a su amigo, el psicólogo Adam Grant. Mitad memorias íntimas, mitad libro de autoayuda, sostiene que la pérdida y la adversidad pueden ser una oportunidad para el "crecimiento personal post traumático". Estas son algunas de sus claves para conseguirlo.

Apoyándose en el trabajo del psicólogo Martin Seligman, identifica tres reflejos que pueden entorpecer la recuperación: la personalización (sentimiento de culpa), la omnipresencia (creer que todos los aspectos están afectados) y la permanencia (pensar que nada mejorará). "Cientos de estudios demuestran que niños y adultos se recuperan más rápidamente cuando entienden que la situación no es culpa suya, que no afecta a cada aspecto de su vida y que nos les perseguirá siempre". Ser consciente ayuda a construir la resiliencia, que es como un músculo que se ejercita.

No saber cómo actuar cuando alguien ha sufrido una pérdida es un reflejo natural. En lugar de preguntar: "¿Puedo hacer algo por ti?", aconseja llevar la iniciativa. Por ejemplo, ofrecerse a llevarle la cena y hacerle compañía. Otro error es preguntar: ¿Qué tal estás?. "Bueno, mi marido se acaba de morir en un gimnasio. ¿Tú qué crees?", escribe Sandberg. Es mejor decir: ¿Qué tal estás hoy?

"Piensa que las cosas podrían ser peores" le dijo Grant a Sheryl en un momento de desesperación. "¿Peores? ¿Estás de broma?", le contesté. Entonces él me dijo que Dave podría haber sufrido la arritmia mientras conducía con nuestros hijos en el coche. Nunca se me había ocurrido. Podría haberlos perdido a los tres".

"En vez de esperar a estar bien para disfrutar de las pequeñas cosas, deberíamos hacer las pequeñas cosas que nos hacen felices", escribe. Ella ha vuelto a tocar el piano y planea con sus hijos una actividad divertida cada semana.

Durante su recuperación, Sandberg adquirió un nuevo hábito a sugerencia de Grant. Cada día, antes de irse a dormir, escribía en un papel tres momentos de felicidad (el abrazo de unos de sus hijos, por ejemplo) y tres cosas que había hecho bien. Esa rutina mejoró su autoestima y le ayudó a recuperarse.