Todos lo sabemos, muchas parejas acaban rompiéndose cuando se enfrentan al escollo de las finanzas: deudas, gastos no consensuados, mala administración... Por eso, esta sección para la que contamos con la experta en inversiones Francisca Serrano pretende abordar un tema que nos incumbe a todos, las finanzas, pero desde otro punto de vista: el de la mujer. Porque una vida en pareja, no debe suponer renunciar a la independencia económica. Y porque, para evitar sustos, es necesario encontrar un consenso en esta cuestión. Empezando, por ejemplo, con la cuenta corriente.
Se suele dedicar a los gastos familiares que son comunes: la hipoteca, los gastos domésticos, el colegio de los niños, la alimentación... Lo habitual es que cada miembro de la pareja deposite una cantidad proporcional a su salario. Cada uno debería tener una tarjeta de débito y una de crédito para sacar dinero y realizar los pagos que no estén domiciliados. Lo mejor es decidir los gastos importantes de forma conjunta.
La Ventaja. Es más sencillo controlar los gastos familiares.
El inconveniente. No existe independencia entre las partes, que tendrán que tomar siempre las decisiones juntos. Lo habitual es que uno de los dos se acabe encargando de todo y que el otro se "lave las manos". Así que, al final pueden surgir conflictos si hay un problema.
Puede que el DNI financiero de cada integrante de la pareja sea diferente en relación a su perfil de gasto. Por eso, tener una cuenta que permita pagar los caprichos de cada uno es vital en la pareja. No tiene que suponer desconfianza con el otro y evita peleas a largo plazo.
La Ventaja. Si tu pareja es de la "hermandad del puño", podrás gastar como quieras. Y si es manirroto, podrás salvaguardar parte de tus ingresos.
El Inconveniente. Los objetivos en común se diluyen y acaban propiciando secretos en los gastos personales.
Cuando los dos miembros de la pareja trabajan, al recibir su nómina deberían transferir una cantidad preestablecida para cubrir las necesidades comunes. Si uno depende del otro, también debe tener cuenta individual. Tener independencia económica da confianza y autoestima.
La Ventaja. Cada uno es independiente, pero con objetivos compartidos.
El Inconveniente. Al ser tres cuentas, hay que buscarlas sin comisiones para evitar gastos. Puede provocar recriminaciones en caso de mal uso de la cuenta compartida.
Es bueno tener una cuenta como colchón para eventualidades, de la que no se retire dinero y se use para invertir. El objetivo es que el dinero trabaje para ti y no tú para él.
Puedes apartar dinero para objetivos comunes a largo plazo: educación, jubilación, compra de un bien inmueble...
Hablar sobre dinero evita discusiones. El "DNI financiero" de cada uno es diferente y generar uno conjunto evitará problemas.
Tener una cuenta común y otra individual es lo correcto: salva la libertad financiera y evita problemas de hábitos anteriores.
20 de enero-18 de febrero
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