actualidad
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Primero fue la India, con Indira Gandhi; luego Sri Lanka, con Sirimavo Barananaike; Benazir Bhutto en Pakistán; Cory Aquino en Filipinas... y así hasta más de 60 mujeres. Como ellas, Tsai Ing-wen, la presidenta electa de Taiwan, ha llegado a la jefatura de Estado de un país asiático. Pero, a diferencia de sus predecesoras, Tsai no llega de la mano de un padre o un marido. Su victoria arrolladora al frente del Partido Democrático Progresista no está basada en el populismo y la majestad del carisma emanado por un patriarca, sino en una determinación y pragmatismo que le ha valido el calificativo de "la Merkel asiática".
Little Ying "mujercita", como la llaman en la prensa local ha subido en el escalafón a pulso, desde que abandonó la docencia en la universidad para convertirse en viceministra para las Relaciones con China en el primer Gobierno del PDP en 2000, hasta la jefatura de la oposición en la pasada legislatura.
TsAi Ing-Wei - Discurso en Washington, 2012
Una carrera de corredor de fondo para una mujer menuda con gafas de ratón de biblioteca. Sin maquillar, soltera, no se le conocen amores ni relaciones, excepto dos gatos que lleva a sus mítines. Austera, tímida y discreta, se ha dedicado durante los últimos años a recorrer la isla para interesarse por los problemas de la gente y hacer campaña, lo que hoy le permite decir que llega a la presidencia para "dar un giro radical con un gobierno que termine con los privilegios de los miembros del Kuomintang y se ocupe del bienestar del pueblo". Además, es la primera mandataria asiática que llega al poder con un programa para impulsar la igualdad de género.
Se da la paradoja de que, aunque Asia es el continente donde primero y de forma más decidida la mujer ha roto el techo de cristal en la política, sigue estando escasamente representada en los parlamentos y el movimiento feminista tiene poco peso. El industrializado Extremo Oriente es aún una sociedad patriarcal donde la mujer ostenta el papel de guardiana de la tradición y las buenas costumbres. Y especialmente en China, donde el confucionismo hace a las mujeres responsables de la organicidad social, lo que se traduce en abnegación y subordinación. Tal vez porque ha roto esas barreras, la que era una política poco carismática es hoy un ídolo que despierta pasiones.
Pero por lo que se va a escrutar con lupa a Tsai es por el equilibrio con el que sepa mantener las relaciones con China continental, de cuyas inversiones depende cada vez más la economía de Taiwan, y sostener el 'statu quo', conteniendo las inclinaciones independentistas de su partido, que podrían convertir esa zona del Pacífico en un polvorín.
Nacida en Fenggang, Taiwan, hace 59 años, es la menor de 11 hermanos.
Estudió Derecho en Taipeh y completó su formación en la Universidad de Cornell (EE.UU.) y en la británica London School of Economics.
Dejó su puesto como profesora de Derecho en la Universidad de Taipeh para ocupar el cargo de viceministra para Relaciones con la China Continental.
En 2012 se presentó como candidata del Partido Democrático Progresista a las elecciones presidenciales, pero fue derrotada.
El 16 de enero de 2016 ganó las elecciones.