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Kate Winslet: "Estoy orgullosa de mi cuerpo y de todas sus marcas"

Acaba de ganar su tercer Bafta, estrena 'La modista' y es, otra vez, candidata al Oscar. Lo que distingue a Kate Winslet sin embargo, es su resistenciaa ser una estrella al uso. Inteligente, rebelde, singularísima, así es la embajadora de Lancôme a los 40.

En la premiere de Steve Jobs en Londres/Gtres

En la premiere de Steve Jobs en Londres / Gtres

Elena Castelló MAdrid

No me lo esperaba, pero ha sido como cruzar una frontera, sentir de verdad lo que significa, por fin, la madurez". Así describía la actriz británica Kate Winslet (Reading, Inglaterra, 1975) cómo se sintió al cumplir los 40 años, el pasado mes de octubre. Y añadía: "Es agradable mirar hacia delante y sentirse vigorosa, satisfecha y fuerte". Hay quien piensa que ya no tiene el encanto combativo de cuando reclamaba tener el cuerpo que le diera la gana y que todo ahora es un poco más impostado que hace una década, cuando rodó Revolutionary road o The reader [El lector], dos de sus películas míticas.

Prefiero que digan que parezco mayor a que parezco de piedra. No quiero falsearme.

kate Winslet - Actriz

A Winslet no le faltan motivos para sentirse verdaderamente poderosa. Ni en su carrera ha ganado su cuarto Globo de Oro, está nominada al Oscar (en ambos casos por su trabajo en Steve Jobs) y va a estrenar simultáneamente 'Triple 9' y 'La modista' (la primera ya en cines y la segunda, desde el 4 de marzo); ni en su vida privada: tras dos divorcios (del cámara James Threapleton y del director Sam Mendes), está felizmente casada con Ned Rocknroll y es madre de tres niños, Bear (dos años), Mia (15) y Joe (12).

Con su impecable acento británico, ligeramente posh, y su físico delicado y rotundo a un tiempo, tan carnalmente imperfecto, la actriz ha conseguido preservar su imagen de accesible chica de al lado, típicamente británica, y, a la vez, dejar intacto su misterio como actriz, esa desasosegante mezcla de oscuridad y de luz que ha caracterizado su forma de interpretar casi todos los papeles que le han tocado en dos décadas.

Tras convertirse, a los 22 años, en la actriz más joven de la historia en recibir dos nominaciones al Oscar y en una de las más famosas del mundo gracias a Titanic, Kate podía haber seguido el camino como una estrella de superproducciones, pero, en lugar de ello, se decidió por varios proyectos de bajo presupuesto. "No soy una estrella de taquillazos aseveró. Podría haberlo sido y ganar muchísimo dinero, después de Titanic, pero eso simplemente me habría destruido", explicaba una década después.

"¡Mírame ahora!"

De esos años son algunas de su películas más fascinantes: Holy Smoke, de Jane Campion (1999); Iris (2001), en la que encarna a la escritora Iris Murdoch en su juventud; y la cinta de culto Olvídate de mí (Eternal sunshine of the spotless mind) (2004), de Charlie Kaufman. Por el camino había dicho no a Shakespeare in love, El señor de los anillos y, quién sabe por qué, a Woody Allen y Match Point. Winslet simplemente había abandonado Hollywood después de Titanic y había escogido según sus propias leyes. "Aprendí que ser actriz no tiene nada que ver con el deseo de gustar y de que te tengan aprecio", reconoce.

Nieta, sobrina, hija y hermana de actores, Winslet empezó a prepararse para llegar a serlo a los 11 años. Su primer contrato fue un anuncio de cereales antes de cumplir los 10 años y su primer papel de actriz le llegó en forma de serie adolescente de ciencia ficción a los 15. Era puntillosa, aplicada y perfeccionista, y muy consciente de su talento.

Pero sus años de escuela habían sido de sufrimiento: fue víctima de bullying hasta la adolescencia porque estaba "rechoncha". La llamaban "ballena grasienta". Incluso uno de sus profesores de actuación, según contó a la prensa tras recibir su tercer Bafta hace unas semanas, llegó a decirle que "podría irle bien si se conformaba con hacer papeles de chica gorda". "¡Mírame ahora!", dijo mirando fijamente a la cámara ante el beneplácito de la prensa.

Un profesor de teatro me dijo que solo debía aspirar a papeles de chica gorda. Se equivocó. No le creí.

Kate Winslet - Actriz

Sin embargo, de aquella persecución que sufrió sacó parte de su entereza para enfrentarse al "acoso mediático" tal como lo describió que conlleva convertirse en estrella con apenas 22 años. "Cuando vives de forma pública, como me pasó a mí, con Titanic, la gente cree que tiene derecho a inmiscuirse en tu vida privada y eso hace que te blindes aún más". La otra lección que aprendió se convirtió en una de sus banderas como actriz: "Mi cuerpo es mío y no tiene por qué ajustarse al canon de nadie".

Todavía no había terminado el colegio, cuando llegó a su vida Peter Jackson mucho antes de convertirse en el director de El señor de los anillos y le encomendó uno de los dos papeles protagonistas de Criaturas celestiales: el de una adolescente fantasiosa y narcisista que decide asesinar a su madre. El otro era el de la escritora de novela negra Anne Perry, su íntima amiga, que la ayuda en el crimen.

Con apenas 17 años, encarnó con una seguridad pasmosa la oscuridad y la perversión que se esconden en el afán de pureza. La película ganó el León de Plata de Venecia de 1994. Un año después, Winslet era Marianne Dashwood, la luminosa heroína de Jane Austen, en Sentido y sensibilidad, capaz del amor más inocente y profundo, un papel que le proporcionó su primera nominación a un Oscar.

La actriz tenía ya la capacidad de encarnar la blancura y la negritud, la levedad y la rudeza, con la misma precisión y credibilidad. Y, sobre todo, de transmitir la mezcla de ambas. Lo llevó a la excelencia, 10 años después de Titanic,en su reencuentro con Leonardo DiCaprio, en Revolutionary road y, tiempo después en la nazi analfabeta de El lector. Ambas le valieron el récord de ganar dos Globos de Oro el mismo año por dos papeles diferentes.

Winslet tenía entonces 30 años. Se había casado y había sido madre muy joven con apenas 23 años,se había divorciado por segunda vez de Sam Mendes, que la había dirigido en Revolutionary road y había aguantado comentarios de todo tipo sobre sus curvas, su entrega como madre " Tres maridos y tres hijos, ¿qué le pasa a Winslet?", titulaba el Daily Mail en 2013.

Pero su franqueza, lejos de agotarse, fue en aumento. Se había convertido en el antiestereotipo de la delgadez dominante. Y, yendo aún más lejos, no dudó en criticar al establishment de la prensa femenina y de la industria de la belleza y cuestionar la omnipresente utilización de Photoshop. Su contrato con Lancôme, marca de la que es embajadora, incluye una cláusula que impide el retoque de sus arrugas y de su rostro.

"Tenemos una gran responsabilidad hacia los chicas más jóvenes explicaba recientemente. Ellas ven las revistas y buscan mujeres con éxito a las que puedan admirar y yo quiero decirles la verdad sobre quién soy, porque se merecen modelos fuertes. Debemos educar a mujeres fuertes. Prefiero que digan que estoy mayor a que parezco una piedra". "Sí, me pongo biquini, tengo estrías y una tripa flácida después de haber dado a luz tres hijos. Sí, llevo biquini, porque estoy orgullosa de mi cuerpo y cada una de sus marcas", escribía en Facebook tras la publicación de unas instantáneas en las que lucía un dos piezas negro y un cuerpo simplemente normal.

Mensaje a las mujeres

"Nunca sentí que me contrataban para ser "el rostro" de algo ha dicho Winslet sobre su relación con Lancôme, firma de la que es embajadora. Era mi mensaje a las mujeres sobre lo que significa ser honesta y sentirte cómoda en tu piel".

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Contracorriente

Esa misma sinceridad a la hora de enfrentarse a las convenciones de la belleza le ha jugado alguna mala pasada, como cuando juzgó "vulgar", en una reciente entrevista a la BBC, hablar del dinero que ganan hombres y mujeres en el cine, para después aclarar que ella solo quería decir que "por su educación inglesa" le costaba hablar de ello, pero que "por supuesto, hombres y mujeres deben ganar lo mismo". Sin embargo, poco después, volvió a desmarcarse alegando que sería injusto que ella se quejara y que envejecer le ha permitido obtener papeles cada vez más interesantes, al contrario de lo que alegan la mayoría de las estrellas femeninas de Hollywood.

Winslet, acostumbrada a ir contra corriente, desfila en las alfombras rojas impecable, pero sigue su particular guerra contra el star system, y continúa pensando que el peor enemigo de una actriz no es la edad, sino acomodarse. Ella parece que nunca lo hará, a pesar de recibir entre hipidos su último Globo de Oro por Steve Jobs y ser candidata a ganar un nuevo Oscar.

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