Un ministro diferente

Un ministro diferente o, quizá un hombre diferente. Lo pensé de Emmanuel Macron, cuando fue nombrado ministro de Economía de Francia hace año y medio. Vuelvo a recordarlo tras el interesante reportaje que le ha dedicado hace pocas semanas XL Semanal. Porque ellos se han fijado en el mismo dato que tanto me sorprendió, su matrimonio con una mujer 20 años mayor que él, algo que nos pasaría inadvertido si fuera al revés, pero que es rompedor cuando el joven de la historia es él. Y aún más cuando el joven es nombrado ministro de Economía a los 36 años, tras un historial de excelente estudiante, pianista y brillante financiero.

Y si tiene, además, personalidad a raudales y un enorme encanto como Macron, te entran ganas de votarle, incluso sin leerte su programa. Me pasó cuando le escuché cantar, también canta bien, 'L´été indien', el viejo éxito de Joe Dassin, en un programa de televisión francés. Aquello suscitó alguna duda entre sus compañeros, el eterno debate sobre la frontera entre la seriedad y la frivolidad, pero la simpatía con la que Macron cantó me pareció un rasgo más de su diferencia. La de quien no tiene complejos ni miedo a las imposiciones de la corrección social.

De la corrección social en términos de relaciones entre hombres y mujeres, por ejemplo. Que sigue teniendo como uno de sus principios la conveniencia de que él sea mayor que ella, que no se sorprende ni mucho menos se escandaliza cuando él es 20 años mayor, pero se lleva las manos a la cabeza si los papeles se invierten. Para ellos, determinadas barreras de edad no existen, aunque a veces se generen polémicas, por ejemplo el supuesto nuevo romance de Silvio Berlusconi con una joven 60 años menor, más por ser Berlusconi que por la diferencia de edad.

Tiene que ver con el papel de protección que se asigna a los hombres y el de protegida a las mujeres, y forma parte de los valores que todavía limitan socialmente las relaciones entre hombres y mujeres. También a ellos, que necesitan de una gran capacidad de ruptura si se quieren saltar la norma.

Porque seguro que fue complicado para Brigitte Trogneaux, de 58 años, explicar a sus amigos y a su entorno laboral y social su matrimonio con un hombre 20 años más joven. Pero debió de ser igual de complicado para él. Porque ellos no se encuentran con barreras de edad en una dirección pero sí en la otra, cuando hacen aquello que no se espera de ellos, como Macron.

Lo más estimulante de esta historia es que el atrevimiento social de Emmanuel Macron ha gustado a los franceses, como un rasgo de personalidad interesante y una novedad deseable más que una rareza incómoda. Macron ha roto públicamente con algunos estereotipos, pero es interesante saber que la sociedad ya estaba aburrida de ellos.