Fotógrafa
Sus obras están en el Museo Reina Sofía y en otros museos de España, Francia y EE.UU.
Para una de nuestras fotógrafas más reconocidas y con mayor proyección internacional la palabra belleza tiene muchos sinónimos y todos asociados a sensaciones muy especiales. "Existen muchas lecturas y cánones de la belleza, pero lo que realmente me emociona es lo inexplicable que perdura siempre. Lo que me interesa es lo intangible y mágico", sentencia Muñoz.
Isabel Muñoz - Fotógrafa
"Tocar a tu hijo, ser consciente de una caricia, del olor de un magnolio, la sonrisa de un bebe recién nacido o la libertad de sentir abiertamente encierran una gran belleza. Para mí se trata ante todo de emoción", apunta la fotógrafa.
"En mi trabajo busco la belleza del ser humano, incluso en los momentos más oscuros. Es una constante en mis fotografías y en mi vida. La pura estética no me interesa, soy una mujer visceral y necesito conmoverme y sentir complicidad frente al objetivo", añade Muñoz.
"Persigo la honestidad a la hora de contar una historia y trasmitir esa sensación es una constante en mi trabajo. Una imagen sola no dice nada si no provoca un sentimiento en quien la contempla, ahí radica la magia de la belleza. Aunque intentes captarla en otra persona, pienso que la buscas en ti como efecto espejo", reflexiona la fotógrafa.
Y puestos a evaluar la nueva estética de la moda, Muñoz tiene una opinión formada: "Hay un cambio en la forma de percibir hoy la belleza externa. Vivimos en un tiempo convulso, pero es una época fascinante en la que triunfan modelos, no por sus facciones y medidas perfectas, sino porque expresan y sugieren", matiza.
¿Y su antagónico? "La ausencia de emoción. No es la muerte, porque en ella hay mucha dignidad, sino no poder sentir, que en definitiva es una forma de no vivir. La suerte de sentir pasión por todo es un regalo".
"El barroco italiano, Velázquez, la escuela de Fontainebleau, Bacon, las máscaras precolombinas, las esculturas de Giacometti, Frida Kahlo o los poemas de Pablo Neruda, entre otros muchos, me conmueven".
"Uno de los momentos de mayor belleza de mi vida fue ver la cara de mis hijos al nacer".
"En 1989 fui a París a enseñar mi trabajo y nunca olvidaré cuando abrí la carpeta con mis fotografías en el suelo y la mostré por primera vez, llena de esperanza e ilusión"
"Recuerdo que, en una época muy complicada de mi vida, caminaba un día junto al Jardín Botánico de Madrid y olí unos magnolios. Esa sensación tan placentera trasformó mi estado emocional".
20 de enero-18 de febrero
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