“Mi cuerpo es un instrumento al servicio de mis personajes”

Mujerhoy: Trabaja en sus dos países. ¿Es diferente ser actriz en España que serlo en Italia? Miriam Giovanelli: En mi caso sí, porque aquí hago más personajes secundarios que me permiten investigar mucho para crearlos. En Italia tengo un peso interpretativo mayor y eso te deja experimentar menos. En cualquier caso, es una suerte hacer las dos cosas.

Mujerhoy: ¿Se le da allí especial importancia a la belleza? ¿Ser guapa es una condición para hacerse un hueco en las pantallas? Miriam Giovanelli: Italia es un país de estetas, en general. Los italianos están educados en la belleza y sobre eso trabajan, sobre lo que conocen, que es que las cosas sean bonitas. Es verdad que todas las mujeres que hacen cine o televisión son muy bellas, como Monica Belucci.

Mujerhoy: La mujer italiana tiene una belleza muy característica. Miriam Giovanelli: Sí, pero también en otros lugares. En Francia es un perfil más intelectual; en España se busca algo más de empatía, una belleza más accesible; y en Italia es más sensual, más inalcanzable.

Mujerhoy: Usted llevaba siendo rubia platino ya bastante tiempo... ¿Se ha acabado el tópico de la rubia frívola? Miriam Giovanelli: Lo propuse para mi personaje de Velvet porque era la moda entre los iconos de la época. Yo soy rubia natural y hay ciertos mitos con los que te puedes acabar divirtiendo, como el de la rubia tonta. Pero yo siempre digo que la belleza y la inteligencia están en los ojos del que mira.

Mujerhoy: ¿Tiene usted un pasado de patito feo? Miriam Giovanelli: No, pero tuve una adolescencia complicada. Y la interpretación me ayudó a ser útil, a hacer cosas por mí misma. Me salvó.

Mujerhoy: ¿Cómo supo que era su camino? Miriam Giovanelli: En mi casa no había televisión, así que para mí era muy difícil incluso fantasear con la idea de estar en las películas. Pero teníamos un vecino fotógrafo y acabé haciendo con él unas fotos de moda. La moda no me interesó, pero sí la interpretación. Cuando hice la primera prueba ya supe que eso era lo que me gustaba. Me creó un micromundo y me salvó.

Mujerhoy: ¿La interpretación tiene algo de terapéutico? Miriam Giovanelli: Ayuda mucho a crearte un círculo de amigos, a sentirte útil, a tener una rutina. Trabajar es terapéutico, hagas lo que hagas.

Mujerhoy: Ha mencionado que la moda no le interesó. ¿Sigue sin hacerlo? Miriam Giovanelli: Me interesa en cuanto a desarrollo de la creatividad. Para mí es una forma de arte. Desarrollar un concepto para una colección y llevarla a cabo me parece genial.

Mujerhoy: ¿Tiene complejos? Miriam Giovanelli: He aceptado mi cuerpo como es, sobre todo porque sé que hay cosas que podría hacer para mejorarlo y no las hago.

Mujerhoy: ¿Cree en eso que se dice de que pintarse los labios de rojo levanta la moral? Miriam Giovanelli: Sí, absolutamente. Todo lo que tenga que ver con dedicarte un ratito para ti hace que te suba el ánimo. El pintalabios en sí no significa nada, es el hecho de decir: "Me voy a dedicar un momento para pintarme los labios". Es el gesto.

Mujerhoy: De usted se ha dicho que se ha operado. ¿Será la envidia? Miriam Giovanelli: No quiero creer que las mujeres encontramos consuelo en criticar, prefiero pensar que eso ya se está acabando y que nos hemos dado cuenta de que juntas podemos hacer más cosas que por separado.

Mujerhoy: ¿Se ha sentido encasillada por su aspecto? Miriam Giovanelli: He luchado mucho para que eso no suceda. He engordado, adelgazado y hecho todo lo necesario para cambiar mi aspecto cuando el papel lo ha requerido. Mi personaje en Velvet es el primero que hago de mujer sexy en España y puede que después la gente ya te vea así. Pero es algo que hay que aceptar.

Mujerhoy: ¿En qué momento estético se encuentra ahora? Miriam Giovanelli: He pasado por muchas cosas en esa búsqueda de identidad y he asumido que mi cuerpo es un instrumento al servicio de mis personajes. Me gusta que se distingan mucho unos de otros, que no se reconozca a Miriam Giovanelli. Pero lo que ya no cambia es lo que hay dentro, quién soy. Antes era más provocativa con mi aspecto y recibir la crítica o el insulto era una forma de reafirmarme. Ahora he madurado, he aprendido que se puede hacer por otras vías. Ya no necesito ser tan rebelde. Y voy un poco más mona.