actualidad
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Murió en 1969 y nadie ha sido capaz de batir sus dos récords: es el fotógrafo de moda mejor pagado de todos los tiempos y el que más portadas de Vogue ha firmado jamás. No son sus únicos méritos. También fue un pionero del collage fotográfico (de género dadaísta, principalmente), tuvo la ocurrencia (inimaginable entonces) de hacer microcortos publicitarios para productos de belleza y denunció el antisemitismo de los años 40 a través de su arte.
Erwin Blumenfeld
Sin embargo, durante mucho tiempo ver una retrospectiva de su obra fue poco menos que imposible. En su testamento, legó todos sus negativos a su secretaria y amante, Marina Schintz, que hizo cuatro lotes (tres para los hijos de Blumenfeld y uno para sí misma), lo que complicó mucho el acceso a su obra completa. Por suerte, lo que separaron los hijos lo reunieron los nietos y prueba de ello son libros como 'Blumenfeld Studio' (Steidl), un volumen que reúne las mejores imágenes a color del fotógrafo alemán y 'The man who shot beautiful women', el documental que sobre él dirigió su nieto Remy.
Todo un desagravio para un artista que vio su pasión frenada por dos guerras mundiales (en la primera tuvo que participar; en la segunda huyó por su origen judío) y que, a pesar de todas las dificultades, se convirtió en uno de los mejores fotógrafos del siglo XX.