Así vivió Paqui, la madre de Mireia Belmonte su triunfo en Rio 2016

Mireia ha vuelto a hacerlo. Llegó, vio y venció. Fue rápido. Su primera opción, los 400 estilos, y su primera medalla (también la primera del medallero español). Pero que nadie piense que fue fácil. Por la mañana, en las series de clasificación, Paqui, su madre, me decía: "Nadie puede dar por hecho una medalla. Nadie sabe si va a ganar, ni siquiera los mejores. Lo importante es entrar en la final. Lo importante es estar dentro. Y luego ya veremos". Llegamos al Estadio Acuático de Río a las 11 de la mañana. Las horas se hacían interminables en un pabellón que se fue recalentando como una caja de cristal (tal vez el único lugar en todo Río de Janeiro sin un aire acondicionado helador) y el abanico de Paqui no servía más que para mover el bochorno a derecha e izquierda.

De repente, a las 14.45 salió Mireia. En las series no presentan a las nadadoras y su madre la reconoció de espaldas. "Por su bronceado y la manera de andar". Su calle, casualmente, caía justo enfrente de donde estaba sentada ella. "¿Dónde está la cuerda? Solo me falta una cuerda para tirar de ella". Dijo con una sonrisa nerviosa justo antes de entrar en el trance de ver nadar a su hija en una dura prueba que combina la velocidad con la resistencia de las carreras de medio fondo. "Vamos Mireia. Muy bien Mireia". Decía una y otra vez en voz muy baja, moviendo el cuerpo adelante y atrás rítmicamente, y apretando las manos. El padre, Jose, paralizado por los nervios, con todo el cuerpo en tensión, se fue lo más cerca posible de la grada. Y solo rompía su mutismo para gritar con la voz rota de vez en cuando: “¡Vamos Mireia!”.

Por la noche, en la final, la escena se repitió idéntica. Sólo que esta vez tanto los padres como los espectadores tuvimos que sufrir. A l paso por el 100 Mireia era tercera, en el 200 cayó hasta la quinta posición y del 300 salió cuarta. Pero, en la agónica remontada de los últimos 100 metros de crol, Mireia le comió el terreno a la británica Hannah Miley y conquistó su bronce. Y es que los 400 estilos son sufrimiento y resistencia, y la nadadora española sufrió hasta el final. La plata fue para la estadounidense Maya Dirado; y el oro fue para la húngara Katinka Hosszú, conocida como Iron Lady, que pulverizó el primer récord de las olimpiadas con su crono de 4:26.36 (superando por más de dos segundos el anterior), un resultado espectacular para una nadadora que lo tiene todo para ser una de las grandes protagonistas de Río 2016.

¿Y Mireia? Tras los problemas de hombros que le impidieron competir en el Mundial de Kazan había una cierta incertidumbre sobre su estado de forma, pero la medalla de anoche parece presagiar que todavía nos dará más de una alegría. “Yo no puedo asegurar que habrá más medallas, pero sí que Mireia lo dará todo, como siempre hace”, aseguró Paqui García, que es la embajadora española de la campaña internacional de Procter & Gamble (Ariel, Pantene, Aussie…) "Gracias, Mamá", una iniciativa con la que multinacional americana quiere reconocer el papel crucial de las madres de los atletas.

De hecho, estos días en Río de Janeiro, todas las embajadoras de la campaña "Gracias mamá" de P&G han podido conocerse, lo que ha permitido que estrechen lazos y compartan tanto la angustia de la competición, como la inmensa emoción de los triunfos. "Yo nunca puedo verle, sufro demasiado", le contaba Marie Pierre-Riner, la madre del judoka francés Teddy Riner, a la madre del nadador italiano Gregorio Paltrinieri. “Yo no podría no verle –le contestaba Lorena Boccaletti–. Lo curioso es que cuando lo paso mal porque ha perdido es él el que me acaba consolando”.

Anoche, tras la entrega de medallas, Paqui García y Jose Belmonte tuvieron un momento a solas con Mireia. Cuando salió de verla, la madre tenía los ojos iluminados. “¿Cómo está?”, le preguntamos. “ Agotada, pero feliz. No siempre los esfuerzos tienen la recompensa que se merecen, pero esta vez sí”.