Elsa Baquerizo y Lili Fernández durante su debut en los Juegos Olímpicos de Río 2016 la semana pasada. / Getty.

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Río 2016: Elsa Baquerizo y Liliana Fernández, la alegría como secreto de su química

Empezaron desde abajo, con los recursos económicos que tenían en sus bolsillos. Hoy son la décima pareja en el ránking de la Federación Internacional de Voley Playa.

Son mucho más que dos mujeres sexys. No lo decimos con tintes machistas, sino como apunte a este título simbólico que se les ha puesto en las redes en las últimas semanas. Lili Fernández (Benidorm, Alicante, 4 de enero de 1987) y Elsa Baquerizo (Madrid, 25 de junio de 1987) son el claro ejemplo de que querer es poder.

Quiso la vida juntarlas en Tenerife hace una década en una pista de voleibol y, al poco, en 2009, decidieron emprender esta aventura en la que la inversión inicial es enorme. "Decidimos hacer una apuesta e invertir. Íbamos a los torneos y disputábamos la previa, donde accedes a puntos, pero no a dinero. Todo fue bien, subiendo en el ranking. Ahora vamos al cuadro final: hay premios y te pagan la estancia y la manutención. ¡Eso es una tranquilidad!", aseguraba Lili en una entrevista concedida en 2011 a '20 minutos'.

Desde entonces han conseguido no solo entrar en el ranking de la Federación Internacional de Voley Playa, sino llegar a estos Juegos Olímpicos de Río como la décima mejor pareja de esa lista. Y hasta llegar a este momento, lo han pasado mal, pero también se han metido en el bolsillo alguna que otra alegría.

Cinco campeonatos de España, un tercer puesto y un subcampeonato europeo, dos segundos y un tercer puesto en el World Tour y un noveno puesto en los pasados Juegos, los de Londres, que es el listón que tienen que batir en esta cita en la que ya han ganado el primer partido de la fase de grupos. Los anteriores Juegos les sirvieron para superar la barrera de la presión y para coger una experiencia que han aprovechado durante este ciclo olímpico.

Donde hay 'feeling' hay alegría

La misma Fernández en la entrevista mencionada se refería al hecho de la imagen sexy que puede dar este deporte y que, en ocasiones, despista al espectador del objetivo final: "Es un deporte de verano, hace mucho calor y los bikinis y los bañadores se han mantenido, salvo en pruebas en Noruega o Finlandia. Pero lo que pueda tener de atractivo lo tiene de sacrificado y desconocido. Se viaja mucho. De un año, estás diez meses fuera de casa".

Pero a Elsa y Lili les une más que la pasión por el voley. Ambas tienen madres extranjeras -la de Elsa, estadounindes; la de Lili, Croata-. Y las dos quisieron c ompletar su perfil deportivo con una carrera universitaria: la primera, pedagogía; la segunda, Turismo y Publicidad).

Porque el deporte no dura para toda la vida. Ni el dinero. Y mucho menos si una compite en una disciplina en el que el apoyo económico que se percibe, en muchos casos, no puede ni calificarse de limosna.

Lili y Elsa tienen sobre la arena una química envidiable. Ambas convienen en que el secreto es que se transmiten alegría la una a la otra, algo esencial. También comentan con frecuencia que la fama de gritonas que tienen cuando la pelota está en el aire es porque son muy competitivas y no dan ni un punto por perdido.

El reto en Río 2016 es mayúsculo: hacer frente a las brasileñas Agatha Bednarczuk y Barbara Seixas de Freitas en Copacabana, su casa y cuna de este deporte. ¿Imposible? Ellas dicen que no. Nosotras, las creemos.