Juegos Olímpicos Río 2016. Beatriz Ferrer-Salat: la más veterana de nuestra delegación vuelve 12 años después

"Jinete de doma clásica, doble medallista en Atenas'04, vegana y amante de los caballos". Esa es la primera descipción que de sí misma hace Beatriz Ferrer-Salat (Barcelona, 11 de marzo de 1966).

Hija del expresidente del Comité Olímpico Español, Carlos Ferrer Salat, estos son sus cuartos Juegos Olímpicos. Competición a la que regresa tras 12 años de ausencia para liderar al equipo de hípica español. Se perdió Pekín 2008 por lesión de última hora de su caballo. Lo mismo le pasó cuatro años después, en Londres, donde la retirada de su caballo dos horas después de que se cumpliera el plazo despertó cierta polémica.

Pero su veteranía, el hecho de que sea la única medallista española en doma y la medalla de bronce obtenida en el último europeo, el de Aquisgrán 2015, el reciente campeonato de España y que ocupa el número 2 en el ranking mundial la convierten en la baza más seria que tenemos en esta disciplina para soñar con sumar un metal más al medallero.

Beatriz no compite sola. Su compañero de fatigas se llama Delgado y, en declaraciones de un par de semanas antes de viajar a la ciudad braisleña, aseguraba que su cooperador necesario "se encuentra en plena forma". Porque no entiende conceder una entrevista y no compartir protagonismo con él, que en los últimos años tan mal lo ha pasado con las lesiones.

Delgado entrena junto a Ferrer-Salat desde que tenía 6 años, adaptando al animal hasta llegar a las exigencias de la alta competición. A día de hoy, un día de entrenamiento consiste en 7 horas de monta a las que hay que añadir el trabajo vespertino de ejercicio físico de la amazona.

En una conversación con 'El Economista', explicó cómo se transportan los caballos a un destino desde España tan complicado como es Brasil: "Tenemos que llevar los caballos a Lieja y allí nos esperan unos aviones especiales con unos 'containers' en los que van dos o tres caballos en cada uno, normalmente dos para que vayan más cómodos. Con cada equipo siempre viaja un veterinario y un mozo y los caballos van muy bien".

Ferrer-Salat, la abuela de nuestra delegación, está llamada a demostrar que la experiencia -y la edad- son un grado y que puede usarlas como su mejor baza para colgarse una medalla que haga compañía a las dos cosechadas hace 12 años en Atenas.