Tras casi una década de excelencia, nuestra natación sincronizada se ha visto inmersa en los últimos dos años en una guerra pública en la que, aquellas que han intercambiado golpes en forma de declaraciones, parecen haberse olvidado de que lo importante es el deporte en sí. Con el equipo de sincronizada fuera de los Juegos desde Atenas 2000, las encargadas de volver a poner el buen nombre de esta disciplina en nuestro país son los máximos estandartes de la época de oro de la 'sincro' española.
Gemma Mengual (Barcelona, 12 de abril de 1977) y Ona Carbonell (Barcelona, 5 de junio de 1990) son el dúo más fiable que ha dado este país en este deporte. La primera de ella regresa a unos Juegos tras esa retirada parcial que realizó para dedicarse a la maternidad. La segunda, debutó en Londres 2012 formando pareja con Andrea Fuentes y alcanzando la medalla de plata.
El 'sprint' final para llegar a punto ha sido duro, pero obteniendo el resultado deseado y ganando en varias competiciones que les ha servido para afinar la compenetración y para convencerse de que, el grado de dificultad escogido, es el idóneo para el objetivo de las medallas, pero no demasiado pretencioso como para que entre ellas no exista ese 'feeling' esencial cuando una tiene que nadar en beneficio de la otra.
Eso es lo que son. Dos. Dos ajenas al 'run rún' de que tiempos pasados fueron mejores. Y dos con la cabeza centrada en que el trabajo de las últimas décadas ha sido demasiado como para dejarse llevar por la corriente. O lo que es lo mismo: ellas son la última esperanza para restablecer el orden y la normalidad, para dejar claro que, por encima de todo, está esa práctica que tan felices les hace desde hace tanto que ya ni se acuerdan.
Sin duda, el mayor reto es acoplar la coreografía a dos nadadoras de diferentes generaciones y en diferentes momentos de sus carreras. Gemma es consciente, a pesar de que la ilusión es la misma que el primer día que se vio en unos Juegos, en Sydney 2000, de que Río es su última parada olímpica. En cambio, Ona, tiene aun camino por delante y asegura estar disfrutando y aprovechando la experiencia de Mengual.
Hace dos meses y medio, tuvimos la oportunidad de hablar con Gemma, quien no dudó que "el objetivo es la medalla", pero "sin obsesionarse". Allí nos reconocía que el nivel es altísimo y que la intención es "disfrutar y hacerlo lo mejor posible". Más recientemente, era Ona la que nos concedía una entrevista en la que hablaba con claridad de cuál creía ella que era el objetivo: "No voy a participar. Voy a ganar y apunto a lo más alto posible. No obstante formamos parte de un deporte subjetivo donde no se marcan goles sino que te juzgan jueces. Todo aquello que no podemos controlar, intentamos que no nos preocupe".
Para saltar a la piscina y conseguir otro más para nuestro país, Gemma y Ona se vestirán de Swarovski, pero con bañadores diseñados por la propia Carbonell. La nadadora lleva desempeñando esta función desde 2013, para europeos y mundiales. Tiene la esperanza de que su mano sobre la licra también aporte un plus para esa puntuación final.
"Están diseñados de acuerdo a la temática que queremos expresar en cada rutina. L a música del técnico es sobre las formas del agua y entonces el bañador expresa unas olas. Los tirantes son como los rayos, los colores son azules y plateados y el patrón es diferente porque tiene toda la espalda al descubierto con muchísimos tirantes en diferentes direcciones. La diferencia en éste es el patrón y el brillo que tiene", explicó en 'La Vanguardia'.
Ojalá, a partir del domingo 14 solo se hable de 'sincro', como en los viejos tiempos.
20 de enero-18 de febrero
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