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Eva Calvo ha escrito con su plata en Río 2016 (categroría de hasta 57 kilos) otra página más de éxito en la historia del taekwondo español. La madrileña se enfrentó a Jade Jones, campeona del mundo y desde esta madrugada doble campeona olímpica. Eva Calvo iba a por todas y, aunque hoy sin duda se alegrará del hito que ha conseguido, lo cierto es que su objetivo estaba en otro codiciado metal. "Voy a por la medalla de oro", repetía sin presión y con la confianza que una debe de tener cuando se es la única representante, en categoría femenina, de la delegación española en Río de Janeiro. Eva Calvo (Madrid, 29 de julio de 1991) ha competido en estos Juegos Olímpicos con la sombra que toda taekwondista española tendrá siempre: la de Coral Bistuer, campeona mundial y cinco veces campeona de Europa. Y por esa plata cosechada en Londres 2012 por Briggiote Yagüe.
Y no se le dio mal, proque solo se quedó a un paso de ese objetivo. Rondaban las 3.10 de la mañana hora española cuando perdía en la final contra la británica Jade Jones.
Plata en el mundial de 2015 y bronce en el de 2013 y campeona de Europa en 2014. Esa era su carta de presentación, a la que hay que añadir hoy esa plata olímpica. Así queda claro que no pretendía vivir de las rentas de los nombres ajenos, que ella lleva lo suyo ganado a sus espaldas y que seguirá haciéndolo.
Su hermana Marta también practica esta disciplina de artes marciales, pero solo Eva se ha clasificado para Río, lo que considera como "la cumbre del trabajo de estos años", en declaraciones a 'Avance Deportivo'. La echará de menos, porque, además de los lazos de sangre y de compartir los entrenamientos en Madrid a las órdenes de Marco Carreira, Marta es su gran apoyo.
Junto a él y a otro de los taekwondistas que nos representan en esta cita, Jesús Tortosa, se ha preparado de manera muy dura en Corea y Tailandia antes de llegar a Río, con tres sesiones de entrenamiento diario que le han servido a la madrileña para estar en su mejor forma física. Su entrenador cuenta que es muy pesimista y que, al final, siempre acaba superándose y él se lo echa en cara, pero solo con el objetivo de que su confianza crezca.
Como la inmensa mayoría de los deportistas, ha tenido que elaborar un horario para poder compaginar el entrenamiento con los estudios universitarios. En el caso de Calvo, Matemáticas. Aunque reconoce la dificultad para acoplar las dos dedicaciones, asegura que, salvo el año olímpico, que es una locura, siempre hay tiempo para todo.
Y si las Matemáticas son su punto fuerte, aunque no le encuentre relación con el taekwondo, una de las cosas que peor lleva en esta vida es tener que hacer dieta constante. Porque recuerden que, en su caso, no pude superar los 57 kilos, que es el límite que marca la categoría en la que ha debutado en unos Juegos Olímpicos.
En muchas de las ediciones anteriores de los Juegos hemos visto cómo las medallas empezaban a llegar desde el tatami. Esta vez no iba a ser menos. Y, ¿por qué no iba a ser Eva la que aterrizara en Barajas dentro de unos días con una presea al cuello? Lo será. Como también lo hará su compañero Joel González, aunque él, con un bronce.