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Rafa Nadal ha perdido la exclusividad de ese grito de "vamos" que tan célebre se hizo en nuestro país salido de su boca. La culpable es una muchacha onubense de 23 años que ha acabado con el reinado asiático en el bádminton mundial.
Carolina Marín se concentra en el volante y, después de un mayor o menor número de intercambios a golpe de raquetazo, lo grita apretando el puño, exactamente igual que el tenista mallorquín: "¡Vamos!".
Pero, ¿por qué grita? La razón es muy sencilla. Muchos deportistas utilizan el grito para descargar nervios, para soltar adrenalina y para ganar en confianza. Solo que la potencia y la intensidad de ese berrido al aire tiene mayor o menor significado.
En el caso de Carolina, que busca hoy (14.20) asegurarse marchar de Río de Janeiro con una medalla al cuello, ha conseguido que todos nos identifiquemos y que estemos dispuestos a lanzar ese grito de guerra para echarle una mano desde España a entrar en la final.
Para ello va a tener que eliminar a la china Li Xuerui, número 3 del mundo. Ella es su último escollo antes de hacer frente al encuentro para el que se ha preparado estos años. Porque Carolina lo tiene claro: "No me vale otra cosa que no sea el oro".
Marín dice que entrena hasta la mirada a sus adversarias. ¿Se la imaginan también frente al espejo de su casa ensayando ese "vamos"? Nosotras sí, porque es ambición en estado puro.