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A Eva nadie es capaz de decirle no. No existe en Estados Unidos, con permiso de Anna Wintour, una anfitriona con más gancho que esta coreana multimillonaria, perfecto ejemplo de lo que ha de ser una socialité. Tanto es así que cuando Chow dice ven, Leonardo di Caprio, Al Pacino, Sean Penn o Kanye West lo dejan todo. Así pues, el camino que lleva a sus fiestas es un paseo de la fama cuajadito de estrellas.
Además, Eva Chow tiene la suerte de estar metida en el mundo del arte, lo cual da a sus fiestas todavía más relumbrón. Lleva nueve años organizando la gala Art + Film, que celebra anualmente el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (de cuyo patronato es miembro), y que ella preside mano a mano con Di Caprio. Por allí desfila cada año lo más granado y artístico de la farándula estadounidense. Nada que ver con Paris Hilton ni con el brillo dorado y un tanto vacuo del proverbial Beverly Hills.
Eva Chow - Interview Magazine, noviembre de 2011
Chow, que maneja una agenda que es su propio L.A. Confidencial, es en el fondo una mecenas que también se fotografía abrazada a Karl Lagerfeld y habla maravillas de otros diseñadores de primera fila, como Hedi Slimane o Alber Elbaz. Mientras, su figura cotiza al alza en la bolsa del glamour, siempre con la complicidad de su marido desde hace más de 20 años, el exitoso empresario Michael Chow.
Él no se dedica al mundo de los negocios, sino al universo de la restauración, donde reina su cadena de lujo Mr. Chow, con locales en Londres, Nueva York, Las Vegas, Miami... Reputado decorador y coleccionista de arte, él mismo se ocupó del diseño de sus restaurantes, igual que lo hizo con las boutiques de Armani. Además, Chow es también actor, igual que su padre y que su hermana, Tsai Chin, que fue chica Bond en Solo se vive una vez (1967) y en 2006 apareció en otra de las entregas del agente 007: Casino Royale.
El señor y la señora Chow son tal para cual. Su casa, que fue antes morada de Andy Warhol, es lo que ha hecho crecer la relevancia social de Eva. En ella, desayuna ante las obras de David Hockney, del enfant terrible Damien Hirst o de su íntimo amigo Julian Schnabel, que cuelgan en las paredes de un hogar diseñado a imagen y semejanza de nuestro Museo Reina Sofía. A todo ello hay que ponerle el aderezo oriental de Eva y el aspecto de muñeca de porcelana con joyas art déco que luce.
Tan trabajadora como apasionada, una de sus frases favoritas es: "Cuando te has lanzado al agua, aprendes a nadar". Ella, desde luego, ha aprendido a moverse como un pez entre la bohemia y el arte.
Eva Chow nació en Seúl en 1957. Su padre, banquero, murió en 1974 y la familia se trasladó a California.
A los 11 años estudiaba acuarela coreana. Después quiso ser actriz y trabajó de asistente en Hollywood con Dino de Laurentiis.
Lo siguiente fue la moda: estudió y creó su propia marca, Eva Chun.
En 1991 conoció a Michael Chow en una fiesta de Versace. Un año más tarde se convirtió en su tercera esposa.
En 1994, nació su hija Asia.
Asegura que su héroe es Clint Eastwood.