actualidad
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Tras la sesión de fotos, parece que por el salón hubiera pasado un tornado. Hay chaquetas, pendientes, faldas, collares. Hasta un taconazo de ante nude se ha quedado sobre la mesa. Hay ambiente de fiesta, aunque hemos venido a hablar del cáncer de mama, del que cada año se diagnostican 25.000 casos. O de cómo el cáncer cambió sus vidas.
Para siempre. La charla transcurre entre el humor ("Mis tetas planeaban matarme"), el dolor ("Cuando me lo dijeron, yo tenía 30 años, me acababa de casar") y la esperanza ("La supervivencia por cáncer de mama es la más alta que hay"). Se llaman Amalia Luque, Olivia Moratilla, Arantxa de Lorenzo y Chus Rodríguez. Se sientan y, como a las chiquillas después del recreo, les cuesta apagar el carnaval que queda en el cuerpo después de la diversión.
Hablan de la ropa, de cuánto pensaron en lo que se pondrían, del resultado de las fotos... ("Que sea lo que Dios quiera"). Pero también hablan de lo que nos ha reunido, su cáncer de mama, que ya es parte de la historia de sus vidas.
Mujerhoy: ¿Cuánto tiempo pasa desde el impacto de la noticia hasta que una se decide a luchar? Amalia: Para mí, el cambio ocurrió un día que mi hermana me dijo que la que estaba hablando con ella no era yo, que era el cáncer, que estaba todo el rato enfadada y de mal humor. En ese momento pensé: "Basta, tengo que cambiar el chip". Fue antes de empezar los tratamientos. Antes de ese momento todo es confusión.
Aratxa de Lorenzo
Arantxa: Lo mío fue con una secreción en el pezón. Ni siquiera sabía que era un síntoma de cáncer. Alguna vez había tenido mastitis y lo asocié a eso. Pero me extrañó y me fui a urgencias al día siguiente. Pensé que me iban a dar un antibiótico, que me iban a decir: "No te preocupes", pero la respuesta fue: "Aquí hay una forma que no se ve muy claramente". Cuando estaban haciéndome la ecografía, dijeron: "Vamos a hacerte además una mamografía"; y luego: "Vamos a hacerte un PAAF", (punción-aspiración con aguja fina).No me lo podía creer: yo tenía 36 años y no había antecedentes en mi familia. Pero piensas: "Te ha tocado". Cuando vieron que había células cancerígenas, llegaron de inmediato el quirófano y el tratamiento. Tuve suerte, fue un verano. Pero dos años despues volví a tener cáncer. Y ahí fue ya cuando... [se queda en silencio]. La primera vez te planteas: "Vale, me ha tocado". La segunda... [niega con la cabeza y su cara refleja desconcierto y tristeza]. No te preguntas: "¿Por qué?", o "¿por qué yo?". Sino que te quejas: "¡Otra vez no!".
Mujerhoy: Olivia y Amalia no tienen hijos, pero Arantxa y Chus, sí. ¿Hay un miedo especial por ellos? Chus: Mucho miedo. Mis dos hijas son mayores, de 32 y 37 años. Estaba obsesionada con que se hicieran la prueba genética, aunque ellas no tienen por qué tener la enfermedad.
Chus Rodríguez
Mujerhoy: ¿Las mujeres a su alrededor son ahora más cuidadosas con esas revisiones? Olivia: Sí, hay más campañas, la sociedad está más mentalizada. Aunque hay gente que ni con esas...
Olivia Moratilla
Mujerhoy: ¿Es importante la estética? Arantxa: Claro.
Amalia Luque
Mujerhoy: Las cosas han cambiado... Amalia: La prioridad siempre es curarte, sí o sí. Y luego ya, con calma, la reconstrucción. Pero recuerdo que, con mi cirujano, hablábamos de lo importante que es el físico para una mujer, también para mí. Cuando me diagnosticarton el cáncer... aunque me moría de vergüenza por pensarlo, les decía: "Mi pelo. Mi pelo". El pelo es lo que ven los demás, Cuando tú ves a una persona con un pañuelo, ¿qué ves? El cáncer. Y todo el mundo lo sabe.
Así se sienten las mayoría de las mujeres que han sobrevivido a un cáncer de mama, con una autoestima fortalecida, según reflejan las que han participado en el estudio ¿Qué nos hace más fuertes frente al cáncer de mama?, realizado por Ausonia, en colaboración con la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).
El 78% se siente más viva y más fuerte, y el 85% considera que ha mantenido una actitud positiva durante su enfermedad. Pero la mitad cree que tenía sentimientos que no podía compartir con nadie y a una de cada tres les costaba mostrar sus emociones. Patrizia Bressanello, psicóloga de la AECC explica que "el proceso emocional es diferente en cada paciente, y cada una decidirá si desea compartir sus sentimientos o no, con quién y cuándo".
Pero hay una queja de la mayoría de las encuestadas: el 55% ha sufrido la presión de sentirse positiva sin querer estarlo en momentos determinados del proceso, y un 87% opina que es bueno ver los altibajos como algo normal. Respecto al apoyo del entorno, el 60% se sorprendió al recibir apoyo de personas con las que no contaba, mientras que un 25% echó en falta a personas que se alejaron durante el proceso.
En el ámbito familiar, solo un 30% afirmó que la enfermedad les afectó en su papel como madre, en sus relaciones familiares y en su vida social. Sin embargo, dos de cada cinco mujeres sí vieron afectada su relación de pareja. Y sobre la imagen corporal, un 25% se ven más guapas ahora que antes de la enfermedad y un 70% considera que hay que dedicar más tiempo a una misma y a lo que le gusta. El 85% cree que hay que hablar con naturalidad del cáncer, el mismo porcentaje que aconseja huir de las personas negativas.
Mujerhoy: ¿Alguna pidió ayuda psicológica? Chus: Yo hice terapia en la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). La psicóloga que me asignaron me ayudó tanto en ese punto... Me parecía que tenía que hablar de mi proceso con alguien, pero a la vez sentía que debía proteger a mi familia. Llegué a la consulta de la psicóloga sintiendo que no tenía miedo a la muerte, que ya había criado a mis hijas, que lo tenía todo controlado. Y allí me hicieron darme cuenta de que eso no era real: claro que tenía miedo. Ellos me enseñaron que puedes morir, pero que también puedes luchar; que, aunque no lo parezca, tienes muchas posiblidades de recuperación. Gracias a ellos, pude ver muchas cosas que mi propia cabeza no me dejaba ver. Después de la terapia asumí toda la enfermedad con más normalidad.
Mujerhoy: Además, ahora el cáncer ya no es sinónimo de muerte. Olivia: Sí. Luego te das cuenta de que hay muchísimas cosas positivas. Todos nos morimos de algo, da igual, pero la supervivencia al cáncer de mama es de las más alta. Es importante sentirte cuidada y en buenas manos.