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Bárbara Lennie: "Soy un misterio para mí"

Con talento, enigma y pasíon ha construido su carrera, pero también su vida. La actriz regresa dispuesta a disfrutar del éxito.

Barbara Lennie habla de su vida / chesco lópez

a. santos

Bárbara sale del taxi con su interminable sonrisa. Viste bomber deportiva, camiseta y pitillos negros, a juego con ese corte de pelo para valientes que se hizo por exigencias de un guión que acabó en la papelera, pero que hoy se ha convertido en su seña de identidad. De su antigua melena no quiere saber nada por el momento; acabar con ella, al revés que Sansón, supuso el comienzo de una racha imparable.

Estamos a las puertas del antiguo Teatro Pavón, la sala madrileña que, reconvertida en El Pavón Teatro Kamikaze, es desde hace unos meses su segunda casa. Inaugurado en los años 20 por Alfonso XIII, ha tenido varias vidas hasta acabar en manos de cuatro miembros de la compañía Kamikaze dispuestos a devolverle su esplendor original. Uno de ellos es su novio el actor Israel Elejalde; el otro es Miguel del Arco, el reputado dramaturgo y director de escena que ahora debuta en el cine con Las furias, una película coral de conflictos familiares en la que Bárbara Lennie participa junto a nombres como Carmen Machi, Alberto San Juan o Emma Suárez.

La vida es puro teatro

"La verdad es que meterse en esta aventura es un poco de inconscientes, porque es una inversión enorme... Solemos bromear entre las parejas de algunos socios con que nos han abandonado por El Pavón. Se pasan aquí todo el día: cortan las entradas, dan la bienvenida al público... ¡Están entusiasmados!". Y Bárbara también. Entrar a formar parte de esta compañía teatral, en 2010, supuso un punto de inflexión en su vida personal y profesional.

"Yo estaba en un momento raro. Me habían nominado al Goya revelación por Obabakoak y después había hecho algunas películas, pero de repente todo se paró y sentía que tenía que volver a empezar - explica-. Entonces Miguel del Arco, que me había visto en una obra, me llamó para hacer La función por hacer, que suponía la primera oportunidad de interpretar a un personaje tan poderoso. Y aquello fue un éxito increíble, un chutazo de vida, un subidón de autoestima...

"Entrar en la compañía Kamikaze fue un chutazo de vida. Y además, me enamoré"

Barbara Lennie

Fueron años muy intensos y muy bonitos porque encontré un grupo de gente que me gustaba y me permitía desarrollarme como persona y como actriz, y ese sentimiento de pertenencia es maravilloso y continúa intacto. Además, me enamoré, fue un boom hormonal...". A quien se refiere cuando habla de amor es a "Isra" (Israel Elejalde) desde entonces su compañero sentimental en la vida real y, a menudo, en la ficción. Un tándem que funciona en películas como Magical girl y en obras como Veraneantes y El misántropo.

"Es genial compartir la misma pasión, pero unas veces se lleva mejor y otras peor; hay que saber gestionarlo. Nosotros hemos aprendido a conocernos y respetarnos y hemos crecido mucho, individualmente y en pareja. Pero con la última obra, La clausura del amor, ha sido ya la locura", reconoce. En dicha obra, sobre las tablas, como si fuera un ring, un matrimonio formado por dos actores para acabar de rizar el rizo no se deja nada dentro antes de decirse adiós.

De hecho, "por prescripción facultativa", la representan en contadas ocasiones. Porque, ¿cómo te vas a cenar juntos cuando acabas de despedazarte frente al público? "Pues tal cual, pero reventados y, aunque el texto es muy duro, lo disfrutamos afirma divertida. Entendemos que la historia genera cierto morbillo; a nosotros también nos los produce eso de la realidad y la ficción, pero lo cierto es que todo es mucho más prosaico. De momento, no nos ha ocurrido tener que salir a escena enfadados porque la hacemos poco, pero ya te contaré dentro de un tiempo..."

Sonreir, ese placer

Entre función y función, Bárbara Lennie se prepara para afrontar unos meses sin descanso. Tras Las furias llegarán tres títulos más: María (y los demás), A contratiempo, junto a Mario Casas, y Oro, la película de época que supone el esperado regreso a la dirección de Agustín Díaz Yanes. "Después de Magical girl corría el riesgo de hacer todo el rato dramas de tías raras, pero nada que ver. He tenido la suerte de rodar cuatro películas con cuatro mujeres muy diferentes". Incluso una comedia, un género que le estaba vetado.

"Ahora, por fin, he sacado mi vena cómica"

bárbara lennie - Actriz

"Sí, estoy feliz, ¡al fin sonrío en la pantalla! Estrenamos María (y los demás) en el Festival de San Sebastián y cuando escuchaba las risas en el Kursaal pensaba: "Ahora yo solo quiero hacer esto". Me ha encantado, ¡es tan bonito generar risas! No hay nada que me guste más que el humor, lo pondría por encima de todo lo demás, pero me costó muchas pruebas y entrevistas conseguir el papel porque nadie veía en mí esa vena cómica. Así que esto es solo el principio, voy a acabar haciendo monólogos...", afirma.

Y es que hasta hace un par de años Lennie era casi una desconocida. O en el mejor de los casos una actriz que no se quitaba de encima el calificativo de "joven promesa" o "gran descubrimiento". "En los tiempos de la nouvelle vague, Bárbara sería ya una musa como Catherine Deneuve", escribía entonces el crítico Marcos Ordóñez. Pero ni siquiera esa belleza inteligente e incontestable, le daba el empujón definitivo.

Vestido Chacot y pendientes de Tiffany & Co. / chesco lópez

"Es verdad que hacía cosas y tenía buenas críticas, pero no había continuidad y resultaba un poco frustrante. Pero no me gustaría tener un discurso quejica porque tal vez yo no estaba preparada para asumir cierto éxito y disfrutarlo. Quizá mi actitud era un poco "sí, pero no", era demasiado discreta, como en un segundo plano, me faltaba decir: "Aquí estoy". Por eso ahora quiero disfrutar este momento", reconoce. Pero que nadie piense que Bárbara Lennie se va a volver loca a estas alturas de su carrera.

A sus 32 años, sigue recelando de las redes sociales "aunque ya me estoy relajando, forman parte de nuestra vida y me las tomo con más humor", dice y tiene muy claro dónde encontrar la estabilidad. "La vida normal solo la aguanto un rato; en seguida me entran curiosidades y me apetece moverme. Pero en los momentos de inseguridad me refugio en mi familia, que es mi faro, en las giras, los rodajes... ¡y en mi psicólogo, que es maravilloso!", comenta.

Argentina de ida y vuelta

Tal vez todo esto explique ese halo de misterio que siempre ha rodeado a Bárbara, ese semianonimato en el que se encuentra tan cómoda. "Sí, puede ser, y por un lado me parece estupendo porque se supone que mi trabajo es el que debe hablar por mí y que está muy relacionado con la insinuación, con no enseñarlo todo... Pero, por otro, ser misteriosa tiene que ver con que eres un misterio para ti misma y no es eso algo que me interese especialmente. En cualquier caso, no es una actitud forzada, sería más bien a mi pesar", reconoce.

"He hecho de emigrar te atraviesa. Es una aventura vital trascendental"

¿Desde niña fue así? "Mis padres me dicen que no: yo era la pequeña de la familia en Argentina y era la que más bailaba, la reina del mambo, pero cambié al llegar a España, me "encogí". El hecho de emigrar te atraviesa, es una aventura vital trascendental, y en nuestro caso fue muy complicada. Mi padre era médico y mi madre psicoanalista y vinieron a buscarse la vida aquí, con una mano delante y otra detrás. Yo los admiro mucho porque podían haber tenido una vida más fácil y acomodada en Buenos Aires y decidieron intentar otra cosa y tratar de ser felices aquí".

Junto al reparto de Las Furias (estreno el 11 de noviembre). / D. R.

Sus padres emigraron a Madrid por separado, se conocieron, se casaron y nació Bárbara, pero a los pocos meses regresaron a Argentina. Corrían los años 90, era una familia marcada por la dictadura, señalada como exiliada y golpeada por una inflación de locos, así que probaron fortuna por segunda vez en nuestro país. "Además, mi hermana por parte de padre vivía aquí. Curiosamente, ella ha hecho su vida en Escocia, la tierra de nuestros ancestros, los Lennie", cuenta.

Ahora sus padres disfrutan mucho con la carrera de Bárbara "están muy orgullosos, aunque tampoco se dedican a contemplarme", -reconoce-, pero no siempre fue así. Ella había hecho teatro de niña en el colegio Las Naciones "Un centro pequeño del que ha salido bastante gente de la profesión", pero que rodara Más pena que gloria mientras estaba en el instituto eran palabras mayores.

"No entendían nada. Cuando mi padre vio el póster en el que le chupaba el dedo a Biel Durán le pareció una broma de mal gusto. ¡Si hubiera podido, lo habría prohibido! Es que yo tenía 15 años, entiendo que pensaran que la cosa se les iba de las manos. Después les gustó porque me veían feliz.

Barbara Lennie en la comedia María (y los demás). / D. R.

"Además, fueron al rodaje, conocieron al director, Víctor García León, y entendieron que no pasaba nada raro ni había bandejas de cocaína por las esquinas...", recuerda riéndose. Y así, lo que empezó como un juego acabó con el descubrimiento de lo que sería el resto de su vida. "Supongo que la interpretación la llevaba dentro, pero no de manera consciente. Pero en esa película que hice por casualidad vi la luz y pensé: "Esto es a lo que me quiero dedicar".

¿Qué hubiera sido de mí? No lo sé, pero tengo suerte de haber encontrado mi vocación, de descubrir lo que me hace feliz. Es una profesión muy dura porque somos pocos los que vivimos de esto, pero las sensaciones que te provoca son tan arrolladoras que cuando consigues hacer algo, por muy pequeño que sea, dices: "Vale, todo ha merecido la pena".

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