actualidad
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Jamás habíamos seguido una campaña electoral en la que estuviéramos tan presentes como colectivo. La misoginia de Donal Trump, que ha tenido que enfrentarse a constantes acusaciones de abusos sexuales y acoso por parte de varias mujeres, ha traído a primer plano del debate global la manera machista en la que algunos hombres tratan y se refieren a las mujeres, un asunto habitualmente silenciado en los medios de comunicación. Pero, además, hemos podido seguir en vivo y en directo a través de su Twitter los constantes insultos que ha dirigido a mujeres que no eran de su gusto, llamándolas feas, gordas y desagradables, como poco.
También ha tenido que ver con este inesperado protagonismo de lo femenino el hecho inédito de contar con una mujer que, por primera vez en la historia, tiene posibilidades reales de llegar a la Casa Blanca. El pasado de Hillary Clinton ha supuesto todo un reto para el electorado femenino, que tiene que sopesar si votar en favor del género y apoyar por pura sororidad a una mujer ante un candidato misógino, o cuestionar sus políticas y actuaciones pasadas, como ha hecho la actriz Susan Sarandon, quien ha confesado que no votará a la senadora porque ella “no vota con la vagina”.
Sea como fuere, se ha discutido en los medios de comunicación y en las casas la minusvaloración de las mujeres, el acoso en el trabajo, el abuso sexual y la cultura de la violación que nos lleva a quitarle hierro y credibilidad a los relatos de las mujeres atacadas. Por primera vez, muchas mujeres influyentes han salido a la palestra para defender a las víctimas y apoyar sus reclamaciones, haciendo un frente común que ha desactivado el silencio que, normalmente, suele invisibilizar estos asuntos.
No podemos olvidar que, en los últimos dos años, gracias a una nueva generación de mujeres 'millenial' más conscientes y valientes que arrastran a las mayores, los reclamos públicos acerca de la violencia machista en Estados Unidos han sido constantes: ahí los casos contra Bill Cosby, acusado de violar a 13 mujeres: del director de la cadena Fox News Roger Ailes, acusado de acoso por varias periodistas, y las inagotables denuncias de abusos por parte de estudiantes, que cuestionan la seguridad de las chicas en los campus.
Pero ha sido el histórico discurso de Michelle Obama, un hito para las mujeres estadounidenses, el momento más álgido de protagonismo femenino en la campaña. Su potencial global fue tal, que la convirtió en la cara más visible posible de la lucha por un lugar igual para las mujeres en la política y en la calle. Puede que Hillary Clinton logre la primera presidencia para una mujer en Estados Unidos, pero su trayectoria no hace pensar que vaya a ocuparse especialmente de los problemas que atañen específicamente a las mujeres y las niñas. Sin embargo, Michelle Obama sí se ha posicionado como una futura candidata que puede marcar un antes y un después para las mujeres a nivel global. ¿Se presentará algún día como candidata a la Presidencia, como le piden ya muchas de sus seguidoras?
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