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En el poder, las mujeres siguen siendo una excepción. ¿Qué tuvo que ocurrir para que Hillary Rodham Clinton encarnara y conquistara el liderazgo? Para contestar a esta pregunta Alicia Kaufmann, catedrática de Sociología de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), ha utilizado el análisis de rol, un método avanzado de coaching ejecutivo -que se nutre del psicoanálisis y la teoría de sistemas- y analiza el modo en que una persona se relaciona con la autoridad desde sus orígenes.
"La temprana exposición al riesgo y a hacerse cargo de responsabilidades desde muy joven fue modelando su estructura de personalidad", explica Kaufmann, que junto a la coordinado el librp 'Hillary, el poder de la superación" (Ed. Catarata).
"Como al principio fue más grande y más fuerte que otros, Hillary tuvo una imagen más estable de su identidad y su capacidad desde niña -explica Alicia E. Kaufmann-. Además fue la típica "hija del padre", que es como llamamos a esas mujeres que se comportan de modo masculino en el trabajo, no por complacer al jefe, sino a su propio padre, que en muchos casos ha sido el auténtico modelo de identificación laboral de sus hijas".
"La madre de Hilary, Dorothy Rotham, tuvo una infancia muy difícil. Su madre se había quedado embarazada de ella a los 15años, poco después se divorció y la dejó con unos abuelos galeses muy estrictos. Perdió el contacto con los padres, se sintió abandonada y eso imprimió en su personalidad una profunda herida emocional. Cuando tenía 14 años, Dorothy se marchó de casa de sus abuelos y trabajó como niñera a cambio de una habitación y tres dólares a la semana. [...] Aún así, consiguió terminar el instituto gracias a que su empleadora se convirtió en su mentora".
Llegó a la universidad como apasionada republicana y salió como demócrata convencida. Su padre era un veterano de guerra, metodista y conservador, que había conseguido prosperar gracias a un negocio de cortinas. Pero ella eligió la universidad femenina de Wellesley College, de ambiente progresista, donde el asesinato de Martin Luther King y la guerra de Vietnam radicalizaron u ideología. Según Elena Gascón, profesora de Wellesley desde los años 70 y autora de uno de los artículos que conforman el libro, lo que esta institución aportó a Hillary fue sobre todo, libertad. "Libertad de pensamiento, pero más aún la libertad que le da a una mujer que se está formando el hecho de no tener que competir con hombres".
"Siempre será criticada, pero está más que preparada oara soportarlo. Su madre le decía: "En esta casa no hay sitio para cobardes", y esta frase marcóel reto de su vida para siempre", concluye Alicia Kaufmann.