actualidad
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Viajera infatigable de doble cultura española y francesa, entró en la bodega, a mediados de los años 80, para hacerse cargo de desarrollar y abrir nuevos mercados. Fundada en 1970, en ese momento Marqués de Cáceres necesitaba crecer: “Mi padre fue el que me convenció. Pero, en esos tiempos, la integración de la mujer en el mundo rural dominado por los hombres no era sencilla, y menos para mí, que venía de París”.
Cristina Forner nació y vivió ennFrancia, donde estudió Empresariales. Pero los genes bodegueros marcaron su destino: su bisabuelo empezó como negociante de vinos en Sagunto antes de trasladarse a Francia y su padre es propietario de dos châteaux en Burdeos. Desde que se implicó en Marqués de Cáceres, son muchos los hitos de los que ha participado.
“Nuestro proyecto de bodega en Rueda y el enoturimo nació de la nada, así como la aventura de crear nuevos enfoques de vino como Gaudium y MC. Lo tuvimos que hacer casi a escondidas –explica–, porque la idea de unos vinos con más estructura, volumen, concentración y fruta no convencía a mi padre, que solo pedía finura y elegancia”. Han pasado años de aquello y está especialmente orgullosa de Gaudium que, dice, es “un caballo ganador, con raza, elegante y que cautiva”.