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Se confirman los temores que Kris Jenner, el verdadero cerebro de cada movimiento comercial que realizan las hermanas de oro, avanzó cuando su hijo Rob, el más díscolo de su prole, abandonó su cómodo nido para tener un hijo con Blac Chyna, la exótica stripper que fue íntima amiga de Kim Kardashian. Chyna podría así comenzar su fría venganza contra las Kardashian, tramada desde que el rapero Tyga la abandonara a ella y al hijo que tenían en común por una jovencísima Kylie Jenner que aún no había cumplido los 17.
El culebrón tiene todos los ingredientes para servir de argumento a una serie de televisión, pero el fondo del asunto es preocupante porque atenta contra la posesión más codiciada del clan Kardashian: su apellido. Cualquier producto asociado a la palabra Kardashian genera millones y millones de dólares: lo hemos visto con los kit de maquillaje de Kylie, con los vaqueros de Khloé o con los emojis de Kim. La pretensión de Blac Chyna de registrar su verdadero nombre, Angela Reneé, como la marca comercial Angela Reneé Kardashian, ha movilizado más abogados que el divorcio de Lady Di. El muro legal de objeciones se prevé largo como la muralla china.
En el ánimo de Chyna está impulsar las ventas de su línea cosmética y de ropa a costa de su relación política con el clan. Su abogado se manifiesta confiado en que puede derrumbar la muralla legal de la familia más famosa del orbe terráqueo: “Este es un caso que claramente vamos a ganar, porque de hecho ese será su nombre verdadero, no es que se trate de una cazafortunas”, ha manifestado a la revista “People”. Sin embargo, algunos documentos legales de las Kardashian que se han filtrado a la prensa aducen que la pareja de su hermano: “podría causar daños irreparables en su reputación y buena voluntad”.