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Las analistas de moda señalan un punto de inflexión: los looks que Kylie Jenner lleva desde la última Semana de la Moda de Nueva York parecen marcar las distancias con los que lucía anteriormente, definitivamente inspirados en el estilo de su hermana Kim Kardashian.
Que Kylie quería convertirse en una segunda Kim era objeto de comentario hasta en 'Keeping Up With the Kardashians', el reality show que nos van contando la vida de la familia más famosa del globo. A Kim le hacía gracia tener un mini-yo. Pero a Kylie no le convencía convertirse en un clon de su hermana.
De un tiempo a esta parte, se terminaron los nudes, los vestidos elásticos y esos estilismos de alfombra roja para treintañeras. Kylie parece más conectada con su generación gracias a una sobredosis de denim, gigantescos abrigos de piel, corsés con camiseta oversize o minivestidos con transparencias.
Y todo gracias al trabajo de Jill Jacobs, la culpable del prodigio de encontrar un estilo propio para Kylie. Jacobs no es otra que la ex ayudante de la megaestilista Monica Rose, la mujer que viste a Kim y al resto de las Kardashians. Así que, en un movimiento lógico generacionalmente, Kylie se ha decantando por una versión más joven y arriesgada de Rose.
La Jenner ha confiado en ella para sus apariciones en la New York Fashion Week, en Halloween (con aquel disfraz de Christina Aguilera que dio la vuelta al mundo), en el vídeo erótico-desnudo con Tyga y en el calendario que ha fotografiado Terry Richardson.