Los autobuses de turistas que visitan los estudios Universal de Los Ángeles pasan a escasos metros de la caravana. Sacan fotos a los mastodónticos hangares donde, cada día, se ruedan series y películas, pero ignoran que en el interior de la caravana, protegida de un sol de justicia, se encuentra Dakota Johnson, pura sangre azul hollywoodiense, estrella de la trilogía Cincuenta sombras de Grey y una de las actrices jóvenes más cotizadas de la industria del cine. Sentada relajadamente en un sofá, la propia Johnson, que apenas lleva maquillaje, tiene el pelo suelto y viste un look casual, pero elegante, tampoco parece ser demasiado consciente de su estatus.
Los grandes estudios de Hollywood como este siempre han sido como una segunda casa para ella. Creció en los rodajes de papá (Don Johnson) y mamá, Melanie Griffith. Su abuela es Tippi Hedren, una leyenda viva del Hollywood dorado, y su abuelo, Peter Griffith, fue actor infantil en Broadway. Además, cuando con nueve años debutó en la gran pantalla en Crazy in Alabama, fue a las órdenes de Antonio Banderas, que estuvo 18 años casado con su madre y con el que Dakota convivió la mayor parte de su infancia y adolescencia. En casa nadie se asustó ni se sorprendió cuando dijo que quería ser actriz. Al contrario, siempre la animaron.
Quizá por eso, nunca pensó en estudiar Arte Dramático. Tampoco lo necesitaba. "Toda mi vida ha sido una clase de interpretación. Ni si quiera pude elegir. Simplemente, estaba ahí...", dice sobre una vocación que heredó por vía sanguínea. Johnson creció en Aspen, Colorado, hasta que sus padres se divorciaron (por segunda vez) en 1996. Y aunque después se instaló en Los Ángeles con su madre y Antonio Banderas, seguía pasando temporadas con su padre en el rancho familiar, mientras trabajaba como niñera o limpiaba caballos para ganar algo de dinero. Capaz de ver 'Mary Poppins' o 'Solo en casa' tres veces en un solo día, le fascinaba el cine y no podía imaginarse haciendo otra cosa.
Sin embargo, nunca fue una buena estudiante. "No me gustaba el colegio, me encantaba aprender cosas, pero no me gustaba ir a clase", reconoce. Después de muchos años estudiando en casa o en los rodajes con la ayuda de tutores privados, sus padres decidieron enviarla a un internado en el norte de California. Aunque al principio la idea no le pareció mal, nada más llegar se dio cuenta de que no encajaría y le suplicó a su padre que la dejara volver a casa.
Se matriculó en un instituto de Santa Mónica famoso por su programa artístico, pero las clases de dibujo le resultaban soporíferas y sus compañeros, que le llevaban recortes de prensa sobre los altibajos de su familia, tampoco le ayudaron a integrarse. La joven llegó a ingresar en una clínica de rehabilitación, aunque siempre ha negado que sufriera una adicción. Su problema, ha reconocido, fue el estrés. "Mis padres tenían sus propios problemas y me pusieron en una posición en la que tuve que enfrentarme a cosas de adultos a una edad muy temprana", explicó hace años sobre aquella época convulsa de su adolescencia.
Pero de aquello hace mucho tiempo y a Dakota apenas le quedan un puñado de tatuajes, que ahora tiene que ocultar en los rodajes, como recuerdo de aquella fase. Su relación con su familia siempre ha sido estrecha. Su abuela, Tippi Hedren, es su debilidad. "Estamos muy unidas y hablamos constantemente. Es la persona más increíble que conozco. Ha tenido una vida apasionante". Le pregunto si Melanie Griffith ha sido una de esas madres que te atosiga a consejos o si, en cambio, le ha dejado cometer sus propios errores. "Un poco de las dos", dice parcamente. Está claro que la actriz prefiere no hablar en exceso de su familia.
Probablemente, porque ya no es la hija o la nieta de nadie: Johnson es una estrella por méritos propios. "Atravesé una fase en la que no sabía si esto de ser actriz iba a funcionar para mí, pero ahora, desde luego, me siento 100% actriz. Es lo único que sé hacer", explica. Se refiere, quizá, a la era pre-Grey, en la que trabajó como modelo para marcas como Mango y empezó haciendo pequeños papeles en películas como La red social, la comedia Eternamente comprometidos o la cinta de acción Need for speed. Llegó incluso a ser la protagonista de una serie de televisión (Ben and Kate), pero apenas aguantó una temporada en la parrilla.
Y entonces, se presentó al casting más cotizado de los últimos tiempos. Buscaban a Anastasia Steele, protagonista de la novela erótica Cincuenta sombras de Grey, para su adaptación cinematográfica. Todas las actrices jóvenes (y hambrientas) de Hollywood querían hincarle el diente. Era un personaje arriesgado, por las escenas de sexo y los desnudos que exigía el guión, pero también era el tipo de papel que podía lanzar una carrera al estrellato. En la audición, Johnson interpretó un monólogo de Persona, la mítica cinta de Ingmar Bergman y, aunque su nombre no estaba en las quinielas, consiguió el trabajo.
La película arrasó el año pasado en la taquilla, con una recaudación de 571 millones de dólares en todo el mundo, pero la crítica no fue demasiado indulgente con la cinta. Sin embargo, Dakota se salvó de la masacre. Los críticos no solo alabaron su trabajo, sino que proclamaron, prácticamente al unísono, que había nacido una estrella. "Fue un shock... Estoy muy agradecida. La verdad es que no leo las críticas. Trato de mantenerme al margen". ¿Por qué?, le pregunto. "Porque es difícil".
A veces, cuando una pregunta le incomoda o le aburre, Johnson puede resultar hermética. No estoy segura de si la siguiente le va a gustar más. Tiene que ver con la controvertida naturaleza de la novela. Más allá del sexo o el sadomasoquismo que practican sus protagonistas, sus detractores han tachado la obra de antifeminista y han acusado a su autora, E.L. James, de tratar de glamourizar la violencia.
¿Le parece una relación saludable? "Son dos personas que se quieren más que nada y están dispuestos a hacer lo que haga falta para proteger su relación. No sé si existe alguna relación perfectamente sana. No lo sé... ¿Qué es lo que no te parece saludable de esta relación? No lo entiendo", me pregunta directamente. Le explico que no tiene que ver con el sexo, sino con la naturaleza posesiva y controladora del señor Grey, con sus celos patológicos, su obsesión por saber dónde está en cada momento su novia, su manía de controlar con quién habla... "Esa característica dominante es la más difícil de llevar, pero Anastasia tiene su forma de manejarlo. Él puede ser posesivo, pero ella no le hace caso. Su relación atraviesa muchos cambios en las dos próximas películas y es fascinante", zanja.
Johnson ha rodado ya las dos últimas películas de la trilogía. Cincuenta sombras más oscuras, la segunda, se estrena el 10 de febrero. "Me encantó retomar el personaje. Ver cómo ha evolucionado es muy interesante... Creo que Anastasia es una persona íntegra e inteligente, con una gran autoestima y seguridad en sí misma. Y es lo suficientemente valiente como para explorar su sexualidad y amar a alguien. Y creo que eso es muy admirable. No hay nada que no me guste de ella".
Le pregunto si esta vez fue más fácil rodar las escenas de sexo. "Jamie (Dornan) y yo nos conocemos muy bien y ya sabemos cómo afrontar las escenas de sexo, pero a pesar de todo, es difícil. Te sientes vulnerable, pero al mismo tiempo, estás trabajando y tienes que lograr que la escena funcione". Después de protagonizar Black Mass, junto a Johnny Depp, o la comedia Mejor... solteras, protagoniza este año un thriller (Suspira) y un drama musical (The sound of metal). Pero aunque vive un momento particularmente dulce, sabe que esta es una profesión inestable por naturaleza. Lo ha visto en casa. Su madre y su abuela lo han sufrido en sus propias carnes.
"Esta industria genera mujeres objeto con mucha facilidad, es lo que históricamente ha hecho. Es un oficio lleno de altibajos, sobre todo para las actrices mayores. Pero, a pesar de esa tendencia machista que tiene Hollywood, creo que las cosas están mejorando y que las mujeres cada vez están creando más trabajo para sí mismas, escribiendo personajes femeninos y dando voz a sus problemas".
Pese al ilustre árbol genealógico del que desciende y a ser una de las actrices del momento, Johnson ha logrado contener la fama, ser prácticamente una anti-estrella. "Hago películas y soy actriz porque me encanta este trabajo y es mi profesión, el resto simplemente es ruido", dice. Aunque se conocen algunos detalles de su vida privada (está soltera después de haber roto con el cantante Matt Hitt), ha logrado mantener su intimidad lejos de las portadas.
Dice que es una elección voluntaria: "Si buscas una existencia dramática, la tendrás. Pero yo soy una persona muy tranquila... Creo que la vida es lo que uno hace de ella", explica. De hecho, ha confesado que los días que se siente especialmente frágil prefiere no salir de casa para no enfrentarse a los paparazzi o a los extraños que quieren hacerse una foto con ella. Está claro que ni siquiera haber nacido siendo famosa te inmuniza ante ciertas dosis (o sobredosis) de popularidad. Quizá por eso, ella ha escogido ser la estrella tranquila.
Después de haber roto con Christian Grey, Anastasia Steele está tratando de rehacer su vida y olvidar, de una vez por todas, al misterioso millonario de extravagantes gustos sexuales. Pero Grey es tan perseverante como irresistible para ella. En Cincuenta sombras más oscuras, basada en la segunda novela de la trilogía de E.L. James, la pareja se reencuentra y, esta vez, es Ana quien pone las normas... Todo va bien hasta que los fantasmas del pasado vuelven para complicar las cosas. Kim Basinger, en el papel de la examante que inició a Grey en los misterios del bondage, se incorpora al reparto para desempolvar viejos secretos.
20 de enero-18 de febrero
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