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Melania ha asegurado que sí, que se trasladará a la Casa Blanca en cuanto Baron termine el colegio (junio). Y para ir preparando el terreno y tratar de sentirse en Washington como en casa, ha decidido redecorar, cambiar el chip estético a la morada presidencial y traérsela a su terreno. Ese será el cometido de Tham Kannalikham, diseñador de interiores neoyorquino y flamante nueva adquisición del equipo de la Primera Dama.
Kannalikham, de origen laosiano, comenzó su carrera en Ralph Laurent, la marca que más calidez ha mostrado con los Trump. Ya establecido por su cuenta, el neoyorquino presume de una cartera internacional de clientes de altos vuelos que protege con una estricta política de confidencialidad que incluye la mínima actividad en redes sociales (todos sus perfiles son privados) y un minimalista website sin fotos, con una zona vedada para no clientes.
Resulta significativo que la portavoz de Melania Trump haya aludido otra consideración a cómo la Primera Dama aprecia la herencia histórica presente en la decoración de muchas de las habitaciones de la Casa Blanca. En principio, la Primera Dama solo desearía integrar en tales espacios la comodidad que la Primera Familia necesita para sentirse como en casa. Por si en su ánimo estuviera ir un poco más allá, un comité de preservación protege estancias como la Habitación Lincoln, la Sala Oval Amarilla o el comedor presidencial de cambios sustanciales y radicales. Melania tendrá que solicitar su aprobación para cada cambio que quiera realizar en ellas.