Las 10 mujeres que han marcado la vida de Luz Gabás

En ella se juntan varias cualidades comunes a mi abuela, mis tías y mis hermanas: constancia, energía, voluntad, esfuerzo, alegría, conversación y celebración.

Me encantaban las películas de los sábados por la tarde. Yo quería ser Jane, por su valentía al vivir en la selva (con Tarzán, claro). Ahora vivo en plena naturaleza, me encantan los animales y mi marido tiene un punto Greystoke.

Después de Jane, me enamoré del personaje de Jo March en Mujercitas, con su aire masculino, su reticencia a adaptarse a los estereotipos y su pasión por la escritura.

Como muchas mujeres bíblicas, era bella, virtuosa, candorosa, de noble corazón y devota, pero, a diferencia de otras, tuvo las agallas de presentarse en el campamento enemigo y, sin despeinarse, cortarle la cabeza al invasor.

Para mí, es una de las grandes de los últimos tiempos, si no la más grande. No me extraña que haya recibido tantos premios, resultado de años de un trabajo excepcional.

La profesora del instituto norteamericano donde estudié obligaba a los mejores alumnos a formar equipos de debate. Como yo no me enteraba de mucho, nadie me elegía, así que me harté de leer periódicos y en dos meses pasé a ser de las primeras seleccionadas. Odiaba tanto a Mrs. Poe... pero consiguió que me superara a mí misma.

Joplin era única. Su interpretación de Take another little piece of my heart es desgarradora. En el escenario escupía su vida atormentada, sus problemas de autoestima, su pelea con el alcohol y las drogas. Murió tan joven que nunca ha envejecido.

La descubrí ya en la universidad. Bradstreet, emigró de Inglaterra a América en 1630. En un entorno desconocido, describió, con sabiduría casi metafísica, la batalla entre su mundo provinciano y sus intenciones literarias, entre la vida pública y la doméstica.

Periodista, filósofa, profesora y originalísima pensadora, que formuló toda una tesis sobre la banalidad del mal. Vino a decir que el ser humano no es bueno ni malo por naturaleza, sino que actúa dentro de las reglas del sistema al que pertenece. Comparto su oposición radical a la guerra y su defensa de la libertad.

A los 40 años, decidí cambiar de vida y escribí mi primera novela. Después de muchos intentos para publicar, Raquel me llamó por teléfono. Recuerdo su voz en aquella primera llamada como si fuera hoy. Sin ella no existirían ni Palmeras en la nieve ni Regreso a tu piel ni Como fuego en el hielo, mi trilogía emocional sobre la vida.