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"¿Crisis de los 40? Y de los 30 y de los 20... Vivo en crisis"

Transita por los 40 más segura que nunca. Experta en desaparecer (para que la echemos de menos), la actriz vuelve con una serie de televisión y una cinta de terror

Jersey de Tommy Hilfiger, falda de L. K. Bennet y sandalias de Pura López. / Antonio Terrón

ana santos

Primero hablamos tranquilamente y tomamos un café, ¿vale?", dice la actriz y cantante Leonor Watling nada más hacer entrada en el vestíbulo del hotel. Hace dos días aterrizó en Madrid tras pasar unas largas vacaciones en Uruguay "país de su pareja, Jorge Drexler- y todavía no se ha habituado al cambio de horario ni a la ola de frío. Las ojeras la delatan, pero no hay ni rastro del verano austral en su envidiable piel blanca; probablemente, herencia de su madre inglesa.

"Lo pasamos muy bien allí, sobre todo los niños -sus hijos, Luca, de ocho años, y Lea, de cinco-, pero esta vez hemos estado un mes entero, un poco too much. Es que no soy muy sociable...", confiesa antes de abandonarse a una sonora carcajada. Porque el tono de voz de Leonor, dulce y envolvente cuando habla, se transforma en grave y contagioso cuando ríe, algo que hace muy a menudo.

"Soy optimista y afronto las cosas con mucho sentido del humor; es que si no, no se puede... El éxito y el fracaso hay que relativizarlo. Como decía un amigo mío en una época en la que yo cosechaba bastantes buenas críticas: "Ni eres tan buena como dicen ni tan mala como van a decir". Y tiene toda la razón, unas veces estás bien y otras no tanto... Esta actitud me viene genial. Cuando no la tengo, me dan ataques de ansiedad sin parar. Me acuerdo de que, con los niños, la gente me decía: "¡Pobre, no dormirás nada!"; y yo pensaba: "Dormir poco solo porque hay un bebé llorando y no por angustia es guay". La maternidad te quita el foco a ti y lo traslada a otras cosas, y eso es maravilloso".

"Pensar en términos de logística"

Reconoce con total naturalidad llevar un par de años desaparecida de la interpretación. Desde que en 2014 estrenó la comedia gastroromántica 'Amor a la carta' hasta que en 2016 aceptó embarcarse en 'Pulsaciones', la serie de Antena 3 que ha supuesto el regreso de Emilio Aragón como director. "¡Me encantó volver a rodar! Estábamos muertos de frío grabando en un hospital abandonado y yo pensaba: "Cómo me gusta esto". Se me había olvidado esa sensación. ¿Ha sido un retiro voluntario? "Una mezcla. Por un lado, tengo el privilegio de poder elegir y, por otro, dejan de ofrecerte cosas porque ya no estás tan expuesta".

"Además, para mí la maternidad es más compatible con la música que con el cine. En dos semanas grabas un disco y para un concierto vas un día y vuelves al siguiente. Pero recuerdo que cuando rodé Lo mejor de Eva, aunque todavía no tenía a Lea, trabajaba 14 horas diarias, como el resto del equipo, y llegaba a casa muerta. Me costaba muchísimo y no disfrutaba de ninguna de las dos cosas. Tenía esa sensación de que no estás en ningún sitio y lo haces todo mal. Entonces empiezas a pensar más en términos de logística que artísticos y te vas perdiendo cosas. Creo que hay experiencias con tus hijos que no volverás a vivir y es una pena no disfrutarlas", explica.

Gabardina de Adolfo Dominguez, top de Dior y pantalones Twinset. / Antonio Terrón

Cruce de caminos Drexler

Y eso que Leonor no era de esas mujeres que tenían claro que querían ser madres, ni siquiera se lo planteaba hasta que el compositor Jorge Drexler se cruzó en su vida. "En mi caso, tener hijos fue consecuencia de encontrar a mi pareja; antes no tenía demasiadas ganas -reconoce-. La experiencia está siendo como me habían contado y, al mismo tiempo, como nada de lo que me habían dicho. Es como enamorarse por primera vez, parece que eres tú quien ha inventado el amor. Estaba preparada para quererlos con locura, pero no me esperaba que ellos me amaran de una forma tan incondicional y por encima de todas las cosas".

"Tener hijos es como enamorarse por primera vez: parece que eres tú quien ha inventado el amor"

"Pero tengo claro que la maternidad es una parte más y ni te hace mejor persona ni te completa como mujer; conozco madres de seis hijos que se sienten incompletas y todo lo contrario. Una vez vi un titular que me moría de risa: "Leonor Watling, esposa de Jorge Drexler y madre de dos hijos". Y pensé: "Muy bien, es cierto, pero no es toda la verdad". Para mí y para muchas otras mujeres es algo increíble, pero no para todas". También una responsabilidad que ejerce con más protección de la que le gustaría. "Soy bastante británica para los horarios, pero para lo demás somos hiperconciliadores, hiperhabladores... Esta generación de padres es completamente distinta a las anteriores, a ver cómo salen los niños", reconoce.

A Watling le han colgado todas las etiquetas imaginables en el mundo del cine: niña prodigio, actriz revelación, sex symbol, chica Almodóvar, musa indie e intérprete-que-se-mete-a-cantante. Una larga carrera que incluye cerca de 40 películas, pero que empezó casi por casualidad.

Pasos de baile

"Muchas veces dicen: "Una lesión truncó su carrera de bailarina...", pero no es verdad. Es cierto que me gustaba mucho bailar y lo pasé fatal cuando lo tuve que dejar, pero nada más. Creo que, si sientes la necesidad de expresarte, lo haces escribiendo, pintando o interpretando, dependiendo de la tendencia que tengas y de lo que la vida te ponga más a mano. Yo tenía 14 años cuando me topé con un cartel de clases de arte dramático, empecé a ir los sábados y me encontré con unos compañeros fantásticos", cuenta.

En su familia nadie torció el gesto cuando Leonor se convirtió en una actriz adolescente. "Soy la menor de cuatro hermanos, dos chicos y dos chicas, y el mayor me saca 10 años, así que dijeron aquello de: "Bueno, mira, mientras acabes COU, haz lo que quieras". Son increíbles las cosas que te marcan en la vida. En mi caso, ser la pequeña fue una de ellas...".

Con 16 años debutó en 'Jardines colgantes', una película vanguardista considerada de culto y lo pasó fatal ya que no entendía nada. "Esperábamos cinco horas para rodar una escena y yo pensaba: "¿Qué tiene que ver esto con ser actriz?", cuenta-, ya no hubo vuelta atrás. "Al principio tuve una relación de amor odio con la interpretación, pero tras La hora de los valientes, donde ya experimenté esa sensación de transformarme en otra persona, estuve un año sin trabajar y pensé: "Voy a luchar de verdad, porque esto es lo que quiero hacer".

Ahora, casi dos décadas después, es consciente de pertenecer a una generación de actrices muy potentes -Penélope Cruz, Elena Anaya, Paz Vega, Natalia Verbeke...-, pero repasa su trayectoria con cierta distancia. "Al principio, pensaba que hacías una película con Bigas Luna o Pedro Almodóvar y te convertías en un fenómeno, pero no era así o, al menos, yo no tenía esa sensación, me veía como "a fuego lento" -explica-. El otro día me reía mucho con Natalia porque comparábamos esta profesión con una carrera: un día tú estás delante, al día siguiente te pasan tres, luego te recuperas... ¡Es un camino tan largo!".

¿Crisis de los 40?. "Y de los 20, los 30, el otoño, la primavera... Yo tengo crisis con todo y soy de esas a las que una crítica mala les afecta más que 15 buenas. Claro que impone cumplir años y hay una época como que desapareces y te asustas un poco pero, afortunadamente, yo tengo muchos intereses", afirma. Incluso se siente tan privilegiada, que el debate sobre la desigualdad salarial entre los actores no tiene protagonismo en su discurso.

"La precariedad laboral es tan brutal que primero habrá que luchar para que a la gente, independientemente de que sea hombre o mujer, no la traten como a un becario hasta la eternidad". Tampoco las reivindicaciones políticas. "Siempre he pensando que la cultura no tiene un tinte político ni es patrimonio de la izquierda. Yo conozco gente cultísima que es de derechas, por eso no termino de entender la actitud del Gobierno frente a la cultura".

De la tele al cine, y viceversa

  • Leonor Watling nunca se ha prodigado mucho en la pequeña pantalla. De adolescente pasó por Farmacia de guardia y Hermanos de leche, pero su gran papel televisivo llegó en la breve pero inolvidable Raquel busca su sitio. "¡Ahora sí que haría falta una serie sobre trabajadores sociales! Hace poco, una chica me contó que era asistente social por la serie y que el primer día de clase la profesora preguntó cuántos estaban allí por Raquel busca su sitio y muchos levantaron la mano. Eso es precioso", cuenta. Curiosamente el compositor de la canción de cabecera, que fue muy popular, era un Jorge Drexler al que entonces ni siquiera conocía y hoy es su pareja y padre de sus dos hijos. "Qué curioso, lo que es la vida...", comenta. Han tenido que pasar 16 años para que volvamos a verla en la televisión dando vida a la cirujana Blanca Jiménez, la mujer del atormentado Pablo Derqui en Pulsaciones (Antena3). "Estoy muy contenta y orgullosa de este trabajo", afirma. Pronto estrenará la película Muse, de Jaume Balagueró. "Como actriz lo que quieras, pero es tan terrorífica que no sé si podré verla: soy supermiedosa para todo, pero también muy bruta. Yo digo que soy contrafóbica; como soy muy pudorosa llego el primer día de rodaje, me desnudo enseguida y así todo arreglado".

Más que susurros

La relación de Watling con la música también viene de lejos, aunque muchos pensaran que estaban ante el enésimo caso de una actriz con ínfulas de intelectual que se entretenía susurrando sobre el escenario. Incluso le auguraron un discreto recorrido, pero hace 12 años que Leonor creó Marlango con Alejandro Pelayo -entonces novios, luego ex y ahora amigos-, ya han publicado seis discos y acumulan fans incondicionales. "Yo cantaba en una coral El Mesías de Händel y esas cosas; empecé de soprano y acabé como contralto, porque fumo y me fue bajando el tono".

"Además, tenía un grupo con unos amigos con los que soñaba con actuar en un bar de vez en cuando, porque cantar en una de las cosas más increíbles que hay. Pero de repente tienes canciones propias y te entran ganas de grabarlas. Esto es un misterio, como cuando los que escriben un libro sienten la necesidad de publicarlo. Acudimos a una pequeña discográfica porque queríamos hacer algo bonito y nos dijeron: "Estáis locos, esta industria se hunde". Pero seguimos adelante, vendimos 60.000 copias y tocamos en sitios en los que nunca habíamos soñado, como el Palau de la Música de Barcelona".

Leonor siempre tuvo claro que su relación con la música era algo muy profundo y a estas alturas de carrera no cree que tenga que decidir si quiere más a papá o a mamá. "No podría llevar bien la interpretación como único modo de vida. Además, cantar en directo es un droga increíble, por eso la gente actúa hasta los 80 años. Estás dos horas en el presente más absoluto, algo que solo deben conseguir los que meditan durante años -explica-. Pero luego te vas a un rodaje y te das cuenta de que tampoco puedes vivir sin esa locura maravillosa. Así que, ¿por qué renunciar a una de las dos cosas?".

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