Listilla nos ha convocado en su casa para resolver un asunto de la máxima importancia. "El problema es que, al final, todo se sabe -exclama, descorchando una botella de sidra-. Todas sabíamos que Rosaura se había liado con ese tipejo". Como ninguna abre la boca, prosigue: "Todas lo sabíamos, pero nadie se lo dijo. ¿Por qué?".
Algarubia responde: "No es fácil decirle a un amigo que su pareja anda retozando con otro". Martina suspira y añade: "Ya, pero al final lo saben todos menos el interesado". "Tiene razón Lis -apostilla Gordi-. Evaristo está fatal y no hicimos nada". "¿Y qué quieres hacer?", pregunta Algarubia. Listilla responde sonriente: "¡Alegrarle la vida!". "¿Y cómo?", murmura Martina, que desde su última ruptura no levanta cabeza. Listilla afirma: "Muy sencillo, necesita cariño y atención". Gordi declara: "¡Y yo también!". "¡Pues, adjudicado Gordi! -propone Lis-. ¿Qué dices? No es un efebo, pero es buena gente y solo se trata de mimarle, de subirle la moral". Martina musita: "Conmigo no contéis, me voy a retirar del mundo sentimental". Como no hubo forma de convencer a Gordi de la "bondad" de la causa, decidimos actuar de forma individual.
Una semana después, nos reunimos de nuevo. Listilla le había propuesto salir a tomar algo, pero Evaristo no paró de lamentarse y de beber y, al final, se fue dando tumbos hasta su casa. Gordi le llevó al cine, sin saber que la protagonista de la película dejaba a su marido y se fugaba con otro. Yo le pedí ayuda con mi jardín: antes de empezar tiró el rastrillo, diciendo que ese ambiente le recordaba a Rosaura. Algarubia le arrastró a un restaurante japonés: algo le sentó mal, vomitó y ella le dejó en su casa con la cara verde. "Resumiendo -dije, enumerando nuestros logros-, desechadas las copas, los jardines, el cine y la comida exótica."
Listilla escucha y vuelve a insistir: "Os lo dije, lo que necesita es cariño y calorcito". Riéndome, sugiero regalarle un billete a Santo Domingo. Gordi se mira los bolsillos y protesta: "¡O a Alicante!". En ese momento entró Martina y, con los ojos brillantes, nos pide silencio: "Ayer me encontré con Evaristo por la calle y al verle, con esa cara triste y pálida, me eché a llorar. Él se quedó perplejo. Cariñoso, me pasó el brazo por encima de los hombros y nos fuimos a dar un paseo.
"Estábamos hablando del desatino del amor, cuando me preguntó si estaba trabajando o seguía en el paro. El caso es que tenía dos billetes para hacer un viaje y le sobraba uno. Y le respondí con un sí doble: que sí seguía en el paro y que sí me iría con él, como amigos. ¡Nos vamos de viaje la semana que viene!". "¿A dónde?", preguntamos todas a la vez. "A Bombay. Creo que hace un calor...", contesta Martina. Gordi se levanta y se va hacia la puerta mientras murmura: "Yo nunca quise ir a la India".
Ilustración: Maite Niebla
20 de enero-18 de febrero
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