¿Qué otra cosa puede deparar un dolor injustificado que la rebelión contra ese dolor? Que los malos reciban su castigo en este mundo, y puede que incluso después, a todos nos complace y, de hecho, a la mayoría le supone un alivio. Pero ¿y cuando el castigo lo reciben los inocentes que no tienen culpa de nada? ¿Cuando lo recibe un niño? ¿Cómo se puede aceptar esa locura?
Para muchos, eso es más que suficiente para refutar cualquier idea que difiera del curso de los acontecimientos; para otros, en cambio, el dolor es una especie de reto que estimula para seguir adelante. Todo lo que sucede alrededor nos interroga, y esa interrogación es la única manera de comerle casillas a la nada. El mal nos devora, el dolor nos devasta, pero no nos aniquila. Desde que recibí el don de la vida -y del conocimiento-, nunca he tenido problema para entrar en discusión con los demás. Aunque no sepa lo que es ni cómo encontrarla, quiero ir al encuentro de la Verdad.
La Verdad no tiene nada que ver con ese mundo lleno de hombres que hablan de ella, sino más bien con un mundo en el que los hombres brillan por su ausencia: el murmullo de un bosque azotado por el viento, la fragilidad reluciente de una mariposa, el vuelo de un halcón suspendido en el cielo... La voz de mi corazón no habría podido hablarme de esa manera tan profunda si no me hubiera concedido el don del asombro. Asombro ante la belleza, ante la armonía que siempre he visto a mi alrededor. Fue este sentido afilado de la percepción de lo bueno y lo bello lo que me ha salvado en los momentos más oscuros de mi vida.
¿Y qué otra cosa es el asombro sino una forma increíble y repentina de apreciar la maravilla? Eso que creíamos ser se convierte de pronto en lo que verdaderamente somos; nuestras fibras más profundas perciben, como un fogonazo, la existencia de otra realidad. En una fracción de segundo, el yugo del tiempo se rompe y esa fractura trae una visión de la eternidad. ¿De ahí provenimos? ¿Es allí donde nos están esperando? No es más que un instante en el que la Luz nos deslumbra. El sello de esta Luz es la belleza que se nos ofrece constantemente, sin razón alguna. De forma gratuita.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?