Rose Kennedy (centro), con sus hijas Rosemary Kennedy (derecha) y Katheleen Kennedy (izquierda). / GETTY

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El gran secreto de los Kennedy: Rosemary fue lobotomizada

Hubo un momento en los años 40 en los que se realizaba como un tratamiento perfectamente respetable, dirigido a controlar el comportamiento de los que no se ajustaban a la norma.

Aunque hoy consideramos la lobotomía una salvajada impropia de estos tiempos, hubo un momento en los años 40 en los que se realizaba como un tratamiento perfectamente respetable, dirigido a controlar el comportamiento de aquellas personas que no se ajustaban a la norma. Rose Marie Kennedy, hermana pequeña del que luego sería Presidente de los Estados Unidos, nació de un parto difícil en el que dejó de recibir oxígeno durante un largo tiempo. Debido a ello, sufrió problemas de corazón, malas prácticas médicas y abandono familiar.

En la escuela, Rosemary tenía dificultades, de forma que los médicos le adjudicaron un “retardo mental” debido a un “accidente genético” o un “accidente uterino”. Los niños de los Kennedy crecieron en un ambiente competitivo, donde las reglas de la práctica del deporte se aplicaban a casi todo, una dinámica a la que Rosemary no podía unirse. Como además sufría ataques, su madre Rose decidió que no saliera de casa sola jamás.

En aquellos años, que un miembro de una familia prominente tuviera una enfermedad mental podría arruinar la reputación de la familia toda y sus prospectivas de éxito. De hecho, el presidente Roosevelt y magnates como Andrew Carnegie o John D. Rockefeller apoyaban la eugenesia, una pseudociencia que aconsejaba la esterilización de los “defectuosos”, personas con diversidad funcional o mental. Además, la Iglesia católica aún consideraba las minusvalías como un castigo enviado por Dios para expiar algún pecado.

En “The Missing Kennedy” (“La Kennedy olvidada”), Elizabeth Koehler-Pentacoff desvela que los problemas serios comenzaron cuando Rosemary cumplió los 20 y empezó a salir por las noches. La familia estaba ya planificando la entrada en política de los dos hijos mayores, y el comportamiento errático de su hija podía echar al traste su plan. La lobotomía, un procedimiento que extraía parte del cerebro con el objetivo de domesticar el comportamiento de los pacientes, a veces producía fuertes ataques y hasta la muerte. El tratamiento hizo furor en Estados Unidos: entre finales de los años 30 y la década de los 70, entre 40.000 y 50.000 personas lo sufrieron.

A pesar de que las hermanas de Rosemary se oponían a lobotomizar a su hermana, ya que habían recibido malas noticias sobre los resultados del tratamiento, Joe Kennedy decidió llevarla a cabo. Rosemary tenía 23 años. Después de la operación, Rosemary ya no pudo hablar ni caminar. Solo tras meses de terapia recuperó el movimiento de un brazo. El doctor que la lobotomizó jamás había realizado antes el procedimiento. Finalmente, Rosemary Kennedy fue ingresada en una clínica psiquiátrica donde murió en 2005, después de dos décadas de soledad (la familia hacía como que ni siquiera existía), ocultamiento e invisibilidad.