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Era inevitable, sobre todo desde el momento en que accedió a convertirse en empleada federal como consejera directa del Presidente, una decisión inédita en la Casa Blanca, donde jamás se había vivido la situación de que un Presidente empleara a varios miembros su propia familia. Ocurrió en el programa de CBS This Morning's, de Gayle King.
King no se entretuvo demasiado en fruslerías de calentamiento, aunque le preguntó sobre cómo se aclimataba ella y su familia a la nueva ciudad (en su momento se trasladó de Nueva York a Washington). Acertadamente, toda la conversación estuvo marcada por las presiones de la periodista para que Ivanka Trum` se manifestara sobre las cuestiones más sensibles y peor tratadas por la administración Trump. ¿Qué opina del cambio climático? ¿Cuál es su posición al respecto de Planned Parenthood, los servicios de Planificación Familiar que Trump pretende dejar de financiar? ¿Qué opina al respecto de los derechos de la comunidad LGTBI y de las mujeres?
El bombardeo de preguntas, sin embargo, fue infructuoso. Las únicas palabra que King pudo arrancarle a Ivanka al respecto de estas cuestiones fueron las siguientes: “No mezclaría la ausencia de una manifestación pública con el silencio. Creo que existen muchas maneras en las que puedes lograr que se oiga tu voz. Algunas veces eso sucede a través de protestas, yendo a los noticiarios de la noche y hablando sobre el tema o denunciando aquello con lo que no estás de acuerdo. Otras has de hacerlo en voz baja, directamente y cariñosamente. Mi padre sabe perfectamente en qué asuntos no estamos de acuerdo”.
No escucharemos probablemente en toda la Presidencia de los Trump ni una palabra sobre las verdaderas opiniones e intenciones de Ivanka. La mujer más poderosa del gobierno estadounidense lo dejó claro: “vivimos unos tiempo únicos en los que muchas personas confunden el ruido con la defensa de una causa. Yo me niego a colaborar en eso”.