Malia Obama, paseando por las calles de Nueva York. / GTRES

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El peligro permanente de haber sido la hija de un Presidente

No pueden prescindir de su escolta del servicio secreto. De hecho, no pueden hacer ningún movimiento sin la vigilancia de sus guardaespaldas de incógnito.

Las dos hijas de Barack y Michelle Obama, Malia y Sasha, sufren en silencio las consecuencias de la posición de sus padres, aunque sin duda es Malia la que se lleva la palma en cuanto a inconvenientes. El ser mayor de edad no solo la convierte en objetivo de los paparazzi, sino también de los acosadores.

Los acosadores de famosos contemplan a sus presas en los medios de comunicación, se obsesionan con ellas y pasan a la acción, persiguiéndolas allá donde vayan. Ha sido el caso de Jair Nilton Cardoso, un hombre de 30 años que ha estado siguiendo a Malia por toda la ciudad de Nueva York. De hecho, trató de irrumpir en la Casa Blanca cuando la familia Obama vivía en ella. Hace una semana volvió a la carga: se presentó en el lugar de trabajo de Malia con un cartel en el que le rogaba que se casara con él.

La seguridad de la joven se las volvió a ver con el mismo hombre dos días después, cuando detectaron a Cardoso siguió a Malia en uno de sus desplazamientos a pie por Nueva York. Una vez más, los escoltas impidieron que continuara con su persecución. Al interrogarle, detectaron que el acosador más insistente de Malia tiene problemas psiquiátricos, por lo que está por ver si presentarán o no cargos contra él.