La historia secreta de Hedy Lamarr

Desde que el cine puso sus ojos sobre ella hubo unanimidad en Hollywood: Hedy Lamarr era la mujer más bella del mundo. Impresionantemente guapa, cautivó a medio mundo con sus apariciones en películas como “ Éxtasis” (1933) o “ Argel” (1938). Sin embargo, tanta belleza no jugó realmente a su favor, sino que impidió que se hiciera justicia a su enorme talento. Su historia, su verdadera historia, se cuenta en muchos talleres sobre mujeres olvidadas de la Historia y, ahora, en un documental titulado “ Bombshell” (algo así como “bellezón”).

Además de bellísima actriz, Hedy Lamarr fue un genio creativo que patentó un sistema secreto de comunicación que está en la base de nuestro imprescindible wifi, del Bluetooth, la tecnología de los satélites y cierta tecnología militar que se usa aún hoy. Sin embargo, muy pocos de sus contemporáneos la tomaron el serio: era demasiado guapa como para pensar que, además, era inteligente.

Lamarr se convirtió en la primera mujer que aparecía desnuda en una película, precisamente en “ Éxtasis” (1933), una cinta que fue prohibida por el Papa y Hitler. Era poco más que adolescente, cuando la rodó pero esa decisión la encasilló en sex symbol para el resto de su carrera. A pesar de que produjo tres películas cuando ninguna mujer en Hollywood hacía tal cosa, no pudo quitarse la etiqueta de encima.

Sin embargo, su vida fue apasionante. Nacida en la Viena del Imperio Austrohúngaro, Hedy Lamarr escapó de su primer marido, un colaborador de Hitler, disfrazada de criada: era judía. En cuanto llegó a Estados Unidos ofreció al gobierno los secretos militares que había conocido del régimen nazi. Descubierta por Louis B. Mayer, se convirtió rapidísimamente en una estrella de Hollywood, aunque tuvo mejor olfato para la investigación que para el cine: rechazó las protagonistas de “ Luz de gas” y “ Casablanca”, que encumbraron a Ingrid Bergman. Su reino no era el del celuloide: era el de la ciencia.