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Si a alguien le quedaba alguna duda acerca del discurrir opuesto de las ideas de Donald Trump al respecto de las mujeres y de las opiniones de las mujeres mismas, he aquí una prueba más. El objeto de la controversia es el velo, una pieza de ropa obligatoria para las mujeres sauditas que, sin embargo, no están obligadas a llevar las visitantes. De hecho, ni Theresa May ni Angela Merkel se colocaron el velo en sus últimas visitas oficiales: las restricciones de la Sharia, la ley islámica, no afectan a sus respectivas democracias parlamentarias.
La consideración de Trump al respecto de la pertinencia del velo en las cabezas de las mujeres no musulmanas va por otro lado. Justo el contrario. Tanto es así que el Presidente de los Estados Unidos afeó a Michelle Obama que no se colocara un pañuelo durante la visita oficial que el matrimonio presidencial realizó a Arabia Saudí, en enero de 2015. “Mucha gente opina que es maravilloso que Mrs. Obama rehuse ponerse el velo, pero en realidad resulta insultante para nuestros anfitriones. Ya tenemos suficientes enemigos”, tuiteó Trump.
Esta semana, la oportuna gira internacional del matrimonio Trump ha recalado, precisamente, en Arabia Saudí, y hemos visto a Melania elegantemente vestida (con un discreto traje pantalón con un gran cinturón dorado o un vestido morado con capa de Tom Ford), pero sin velo. Exactamente lo mismo que Michelle Obama, Hillary Clinton, Theresa May, Laura Bush, nuestra Reina Sofía o Angela Merkel. Incluso Ivanka Trump, acompañante de la pareja, dejó su cabeza al descubierto. ¿Habrá reparado Trump en el boicoteo de las mujeres de su propia familia o tendrá, nunca mejor dicho, la cabeza en la polémica por sus filtraciones Rusia?